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Big Little Lies

Paradójicamente, no tengo ningún problema en hacer un maratón intenso de una temporada en lo que a la series se refiere. De hecho, es un placer que por culpa del tiempo cada vez se ve más reducido. Pero ver una miniserie siempre me cuesta más. Quizá porque es un formato que no termina de llamarme la atención o porque en la mayoría de las ocasiones pienso que es el equivalente a ver un largometraje alargado. Por supuesto que tengo algunas en un pedestal, y la miniserie de la que vengo a hablar hoy, ha entrado en esa categoría.

Celeste, Madeleine y Jane son tres mujeres muy distintas entre sí cuyo nexo son sus hijos que van a la misma clase. Pese al barrio idílico en el que viven y las apariencias de vida perfecta que se esfuerzan por mostrar, cada una carga con sus propios problemas en su vida y en su hogar. Pero todo se pondrá patas arriba cuando se produzca un asesinato en una fiesta del colegio.

No lo voy a negar. El principal atractivo que tenía esta historia para mí es que había leído la novela en la que se basa, que logró atraparme, construir unos personajes muy complejos y ser un viaje muy peculiar. Sobre todo me llamó mucho la atención  el tono entre comedia negra, misterio y drama. Era fascinante como en una página podías sonreír por un diálogo muy ingenioso y como en la siguiente podías sentir verdadera pena. Qué alegría ha sido ver que todo el tono y todo el trasfondo han sabido llevarlo perfectamente a la pequeña pantalla.

Big Little Lies

Considero que uno de los mayores aciertos detrás de las cámaras es que los 7 capítulos que componen la miniserie están escritos y dirigidos por la misma persona, dándole un resultado muy cohesivo. El encargado del guión es David E. Kelley, un creador y guionista famoso por series como Ally McBeal o Boston Legal mientras que la dirección corre a cargo de Jean-Marc Vallée, el responsable de películas como Dallas Buyers Club o Alma Salvaje, dos largometrajes que lograron nominaciones al Óscar para sus actores, y que curiosamente vuelve a trabajar con dos actrices del segundo film nombrado. Si a al talento muy competente de estas dos personas le sumamos la supervisión de la autora de la novela, muy mal se tenían que dar las cosas para que el resultado no estuviese a la altura.

Con toda la maquinaria nombrada, el reparto es todavía más increíble. Reese Witherspoon está maravillosa interpretando a un personaje muy divertido y al mismo tiempo muy histérico de esos que se le dan tan bien, Shailene Woodley hace posiblemente el que sea uno de su mejores trabajos hasta la fecha, Nicole Kidman como Celeste Wright en cada plano refleja una fragilidad y vulnerabilidad pasmosa y Laura Dern, quien en cada escena que aparece irrumpe con la fuerza de un terremoto. Sin desmerecer al resto del reparto, creo que ellas cuatro son las que logran destacar más.

Big Little Lies

Por si los rostros delante de las cámaras y los involucrados en la creación no fueran suficiente, los temas que trata pueden apelar a una gran audiencia y están de rabiosa actualidad: El acoso escolar entre menores, la violencia doméstica, el ejemplo que pueden ser los padres para sus hijos, el miedo de los padres a no ser lo suficientemente buenos progenitores, el temor de que los hijos hereden lo malo de los padres y el esfuerzo por construir una vida perfecta a los ojos de los demás. Todos se tratan con mucha sutileza hasta que acaban entrelazándose y todos deberíamos ver la gran repercusión que tienen estos temas.

Quizá en lo único que pueda tener alguna pequeña queja es en ciertos cambios de las páginas a la pequeña pantalla. Soy la primera que afirma que una adaptación no debe ser un calco de la obra original, de ahí la palabra adaptación. Hay cosas que se suprimen que funcionan, añadidos que también funcionan y viceversa. Sin embargo, respecto al final, no puedo decantarme por uno, puesto que hay cosas que una pantalla los actores lo dicen todo con unos simples gestos o el papel clave que juega el entorno mientras que en en la novela las palabras desempeñan una mayor importancia en el clímax. Y respecto a su epílogo, prefiero el de la miniserie porque decide abrazar lo más importante del relato: A ellas. Pero recomiendo ambos formatos por igual, pues se complementan a la perfección.

Considero que he dado los suficientes motivos para verla. Y por si todavía queda algún rezagado, dejo aquí su opening, que engloba el tono, los colores, los temas y la banda sonora que el espectador encontrará. Bella, atrayente, triste y esperanzadora.

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