Cocoon

Seres paticortos dotados de gran corazón, grupos de niños aventureros escapando por una cueva perseguidos por una pérfida familia de malhechores, patos cabezones que vienen del espacio, coches que viajan en el tiempo o criaturas graciosas y entrañables que se convierten en bichos inmundos si, por ejemplo, les das de comer después de las doce.

Seguramente sabréis ya a que películas me estoy refiriendo o por lo menos la época en la que nos vamos a mover que no es otra que la algo mitificada década de los ochenta.

Muchas de las películas que se rodaron durante esos años han pasado a ser grandes clásicos del cine y entre ellas está Cocoon que es la que hoy ocupa nuestra reseña.

Su director, Ron Howard, cuenta en su haber con varias de estas películas, ese tipo de cine que hemos visto todos cientos de veces. Películas que pese a la repetición siguen haciéndonos soñar. Splash o Willow son las que más destacan en el terreno fantasioso pero filmes como Llamaradas, Far and Away o las algo más recientes Apollo XIII y Una mente maravillosa son claros exponentes de la gran trayectoria de su director.

Cocoon narra la historia de unos ancianos que descubren algo así como una fuente de juventud que está ubicada en una casa que queda cercana a la residencia en la que viven. Pronto descubrirán que la casa tiene habitantes y no unos habitantes normales precisamente.

La película es poseedora de ese halo característico de las grandes producciones de dicha década. Un corte clásico en el montaje. Una amalgama de sentimientos que tiran a dar. Nostalgia, diversión, fantasía, ternura, emoción, todo se confabula para crear casi dos horas tan ligeras como si de cinco minutos se tratara.

Los seres extraños, de otro planeta en este caso, el vitalismo como contraposición al nihilismo que se respira en producciones más contemporáneas, las persecuciones con las que empatizamos deseando hasta lo más profundo que nuestros héroes logren la ansiada libertad. Todo, por más increíble que pudiera parecer, entraba en nuestras mentes sin ningún tipo de freno, todo fluía amablemente creando una agradable comunión entre pantalla y espectador.

Todos estos elementos estan presentes en Cocoon pero además, esta película tiene un as en la manga que logra ilusionar e inlcuso emocionar en grados ciertamente algo superiores. En ella, los protagonistas son ancianos. Es fácil hacer soñar con niños pero la tarea se vuelve algo más ardua con ancianos.

Aún así, el objetivo se cumple y nos emocionamos con ellos, soñamos, gozamos con su nueva vitalidad adquirida. Dejamos volar nuestra imaginación ante la posibilidad de una eterna juventud que aunque sólo sea por un rato ahí está y es que de eso es de lo que se trata de que durante ese espacio de tiempo seamos capaces de soñar.