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Crítica de El coloso de Rodas (1961), de Sergio Leone

Sorprendente es, desde siempre, ver cómo disfruta la gente con ciertas películas, a pesar de no encontrar en ellas nada que se parezca mínimamente a la opinión que ellos mismos tienen en la realidad. Es como eso de que si ahora alguien dijese que es Jesucristo la mayoría de los cristianos no le creerían y hasta lo apedrearían. Nos gusta más la ficción -que me perdonen los católicos- que la realidad, en general… o eso parece.

Desde el domingo en adelante, en realidad incluso antes, nos están dando la brasa con el tema de Grecia, la deuda y la Unión Europea. Quieren que tengamos una opinión al respecto y así lo dejan claro partidos políticos, canales de televisión, emisoras de radio y hasta escaleras de vecinos. Todo se ha convertido en fútbol, ya no existen los matices y ya nadie busca la mesura, hay que elegir y posicionarse sin mayor espíritu crítico que el exigido para maldecir al “enemigo”. Nos gusta que nos digan quién es el malo de la película.

El caso de las televisiones y otros medios, en general tan interesados por un resultado concreto en una votación, resulta aún más llamativo, y sin embargo mira cómo disfrutaron hablando de la Primavera árabe en la lucha por las libertades. Son muy dadas también, las televisiones, a promocionar y emitir películas como El caballero oscuro: La leyenda renace, V de Vendetta, alguna de Jean Claude Van-Damme, o cualquiera que, en el fondo, busque incitar a la gente a buscar justicia, ya sea a través de rodear el Congreso, ocupar Wall Street, de forma pacífica o tomándose la justicia por la mano y acabando con los raptores de su hija como un héroe, por ejemplo. De nada sirve ponerte en la situación de los demás para intentar entender todas las partes… Salvo en el cine, en el cine sí somos capaces, o así lo parece, gracias a películas tan disfrutables como Espartaco, Django desencadenado, Gladiator o El coloso de Rodas, película que recomiendo esta semana, a propósito del Grerefendum (sic), que nos enseña que si no estamos contentos con una situación, tenemos que manifestarnos públicamente en contra, siguiendo nuestros ideales.

El coloso de Rodas

El coloso de Rodas es uno de los peplum más conocidos y la ópera prima como director de Sergio Leone, uno de los grandes realizadores de la historia del cine; ya sólo por eso merece la pena. Además, recrea de manera admirable la figura que da nombre al film y pertenece al género “cómo parecer un machote a pesar de vestir como una niña”, lo que te deja siempre una lección de cómo ligar y mantener bien el tipo aun fracasando en ello… Y pensar que ahora obligan a vestir con traje para ir a trabajar.

Como reza la sinopsis, en El coloso de Rodas seguiremos las aventuras del “héroe griego Darío, que se encuentra en Rodas disfrutando de unos días de descanso y verá perturbado su sosiego debido a una revuelta de esclavos que luchan contra la opresión del perverso tirano de la isla, que buscará la alianza de los fenicios para aplastar la rebelión”. Vamos, que el tirano quiere venderle la isla a los fenicios y los esclavos se niegan a ello una vez se han enterado. Es verdad que en este caso nadie les ha preguntado su opinión, pero aquí sus enemigos son bastante educados, llegan incluso a esperar a que mates a tu rival en la batalla antes de atacarte nuevamente. Ahora se están perdiendo las buenas costumbres.

Actualmente en Grecia ya no queda nada de aquel famoso coloso, salvo, tal vez, para los seguidores de Syriza, pues Alexis Tsipras ha supuesto prácticamente su ruina, ha sido el terremoto que pretende derrumbar la enorme estatua erigida por un sistema construido como amigos por actuales “eneamigos”, entre traiciones, especulaciones y fuegos de artificio que aún mantienen. Como la propia estatua que aparece en Juego de tronos -la serie- y que hace referencia a la griega, acabamos de ver pasar a Tsipras con su fiel mano Ser Varoufakis por debajo de la misma, en busca de una reestructuración de la deuda en el Banco de Hierro de Braavos. Veremos cómo acaba esta historia, si como nos gusta que acaben las películas, o como acaban las realidades: O estás conmigo, o estás contra mí, salvo que a ninguno de los dos nos convenga dejar de estar juntos. Todo depende de los ojos del que mira y de nuestros intereses.

El coloso de Rodas

Película perfecta para pasar un rato entretenido con el populismo de los griegos (pro venezolanos y anti fenicios). Y encima el protagonista es Rory Calhoun, esa persona que siempre está de pie y caminando:

«Pueblo de Rodas, escuchadme: Un tremendo peligro amenaza vuestra libertad y vuestra vida. Un grupo de traidores ha entregado la isla a un ejército extranjero. Centenares y centenares de soldados fenicios se encuentran ya dentro de la ciudad esperando únicamente la orden de atacar.»

…Habrá que prepararse para el Corralito.

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