Eliminado

Con la popularidad que tiene Black Mirror, es normal que cada vez surjan más historias sobre la cara oscura de la tecnología. De hecho, en un capítulo de la antología británica se mostraban las consecuencias de los peligros sobre el chantaje online o ciberacoso, un tema que a mi modo de ver podría explotarse más. Y mucho he tardado en darle una oportunidad a la película de hoy por la disparidad de opiniones, pero finalmente me puse con ella.

A raíz de un video humillante publicado en internet, Laura Barns se suicidó hace un año. Pero en el aniversario de su muerte, durante una charla conjunta de Skype entre sus amigos, un misterioso usuario se une a la conversación haciéndoles la noche imposible.

Se ha hablado mucho durante los pasados años de la importancia de ver las películas en el “formato adecuado”, siendo el cine como la única ventana de visionado por los más puristas. Sin embargo, con esta cinta no puedo evitar pensar que el formato más adecuado para verla es la pantalla de un ordenador, ya que toda su acción se desarrolla en el escritorio de Blaire, una de las chicas participantes de la llamada de Skype. De este modo, casi puede parecer que es el propio espectador el que está viviendo toda esa pesadilla (más allá de que la interfaz escogida). Y una vez acostumbrado al formato, no llega a hacerse pesado ni se agota rápidamente la fórmula, ya que consiguen explotar todos los recursos informáticos que se ofrecen.

Asimismo, resultan interesantes las reflexiones que se ofrecen: La paulatina deshumanización a partir del uso prolongado de las redes sociales, el afán por crearse una imagen idealista frente a la verdadera personalidad del usuario y que todas las personas por muy benévolas que parezcan tienen sus trapos sucios. No resultan temas novedosos ni son incisivos en el tratamiento, de hecho, son bastante sutiles y quizá da para una reflexión más a posteriori que durante el visionado. Por otro lado, considero que, si se quería transmitir un mensaje más claro, el tener a unos personajes que resultasen más amables hubiese ayudado.

Y es que la parte negativa de la cinta son inevitablemente sus personajes. Se puede entender que al verlos a través de una webcam no tengan un desarrollo muy profundo, pero no significa que todos y cada uno de ellos sean tan antipáticos. Y cuando más se descubre sobre ellos, más despreciables resultan. El mayor salto de fe que tuve que hacer durante el metraje era creerme que esas seis personas se trataban de amigos, porque con amigos así quien necesita enemigos. Por no mencionar algunas de las decisiones estúpidas que cometen que tanto me molestan con las películas de terror. Sin embargo, el que los personajes causen tanto rechazo tiene su parte positiva, y es que cuando van siendo eliminados uno a uno cual slasher moderno, son víctimas de unas muertes más violentas y creativas de lo que hubiese esperado, así que en este aspecto me he hallado sorprendida gratamente.

Pese al gran lastre que son sus personajes, la historia dura lo justo, sin estirarse innecesariamente y logra exprimir al máximo el formato, independiente si la trama va por unos derroteros que convenzan más o menos, y al mismo tiempo consigue que no se despeguen los ojos de la pantalla. Porque, al fin y al cabo, no hay mayor temor que el perder el control sobre las propias acciones y tener al enemigo dentro de casa gracias a una pantalla. Y es muy fácil ver como sufren personas que se lo puedan merecer, pero se trata de una situación que le podría pasar a cualquiera con un ordenador y con muchos datos personales públicos.