12 años de esclavitud

No hace mucho leía una reflexión con la que me identifiqué bastante. ¿Cómo se puede dar un premio como mejor película a una que no ha recibido ningún otro premio, ni en vestuario, ni en fotografía, ni en dirección? Es de suponer que algo considerado como “mejor” debería estar formado por un conjunto de “mejores”. Como opción final decanto por deducir que el premio en cuestión debe haberse otorgado por la globalidad del trabajo.

Voy a ir centrándome en el tema para que se me entienda mejor.

¿Debido a qué viene esta reflexión inicial? La razón es la película de la que hablaremos hoy que no es otra que 12 años de esclavitud. La que se postulaba como una de las triunfadores en la pasada gala de los Globos de Oro se quedó en eso, en una postulación ya que finalmente sólo logró llevarse el premio a la mejor película, o lo que es lo mismo según la reflexión inicial, un premio a su globalidad, porque de otro modo no habría por donde cogerlo.

Steve McQueen, el director de Shame o Hunger, recrea la historia real de Solomon Northup, un hombre negro libre en la América de los años de esclavitud racial. Tras una noche en la que sale con unos desconocidos, despierta en una celda, desde la cual saldrá ya como esclavo. En ella terminaran sus días como hombre libre.

La película ha sido enormemente alabada algo que, en mi caso y en mi probablemente errónea percepción, me deja algo perpleja.

Es cierto que las interpretaciones de Chiwetel Ejiofor, Lupita Nyong’o o Michael Fassbender son magistrales y que tanto la ambientación como la fotografía resultan estimulantes, ésta última producto del gran movimiento que el objetivo tiene a manos del director, provocando que el espectador sienta que hace algo parecido a volar. Algunos planos resultan magistrales, en especial uno que rodea a Solomon dejándolo en el más absoluto silencio, en la más absoluta soledad, en la más angustiosa desesperanza. Pero poco más hay para destacar. Es una historia más sobre la esclavitud racial en América que muchas otras películas han tratado ya. ¿Qué es un hecho real acongojante? No diré que no. Pero es que todos fueron casos reales, así que no sirve demasiado como cebo. La historia no destaca por su novedad y los personajes, pese a ser interpretados con maestría, crean la paradoja de no lograr empatizar con el público. Resultan fríos y distantes. Sólo alguna salvaje crueldad que es mostrada dilatadamente logra hacer reaccionar los sentimientos a quien está observando.

Así pues, resumiendo 12 años de esclavitud, se convierte en una buena película aunque algo llana, sin demasiados brillos ni aspectos que sobresalgan de la normalidad.