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Crítica de la película Hereditary

Parece que desde el principio de esta década el género de terror está pasando por uno de sus mejores momentos. Sigue habiendo variedad entre las cintas que llegan al público, sin embargo, parece que todos los años hay una película anglosajona en particular que logra llamar la atención de la crítica especializada y, por ende, los críticos no paran de ensalzarla, como si fuera la única película de terror estrenada en todo el año. Babadook, It Follows, La bruja o Déjame salir son algunos de estos ejemplos que se han beneficiado por un éxito crítico y una calidad indiscutible, solo que con el público no han tenido el mismo recibimiento. Y la cinta de hoy tiene todas las papeletas para entrar en el grupo con las películas mencionadas.

Tras la muerte de la abuela, la familia Graham empieza a desmoronarse. Esto afecta especialmente a Annie, la madre. Pero más allá del dolor por la pérdida, los Graham pronto empiezan a experimentar fenómenos extraños.

A todo lo que he dicho en líneas anteriores sobre como hay que tomar la crítica con pinzas, considero que algunos titulares sobre este film no le han hecho ningún favor. El compararla con El exorcista, Psicosis, El resplandor o La semilla del diablo son palabras mayores, y una vez vista la película puedo entender perfectamente qué querían decir con eso, pero eso no quita que se le haya dado el enfoque equivocado y que ello haya provocado tanta disparidad de opiniones entre los espectadores. Sin entrar en el terreno de los spoilers, la comparación viene porque en la trama se emplean elementos muy conocidos de dichas películas y se emplean francamente bien.

Quizá lo que más llame la atención de todo es que se trata del primer largometraje de su director y guionista, Ari Aster, pues se mueve en el terror como pez en el agua y da la sensación que lleve años haciendo películas. Los homenajes a cintas del imaginario colectivo están claros, pero algo muy meritorio es la sensación perpetua de malestar, algo que no es tan común hoy en día. Desconozco si es por la atmósfera, la banda sonora o la historia, pero tiene un componente de pesadumbre que afecta como si uno fuera parte de la familia Graham pero a la vez no pudiera hacer nada por ayudarles, como los muñecos de las maquetas que muestran.

Hereditary

Por si fuera poco, Aster consigue darle una vuelta de tuerca a los ya manidos jumpscares y que se conviertan en sustos capaces de provocar escalofríos. Esto es especialmente notable cuando se emplean sonidos distintivos para crear tensión, algo que hacía muy bien La autopsia de Jane Doe. Además, Aster es muy inteligente a la hora de mostrar lo que quiere y de no darle siempre al espectador lo que pide, o más bien lo que necesita.

Entre tanto homenaje muy bien hecho, uno puede pensar que lo normal es saber como va a acabar la historia y cuando va a suceder un hecho que lo pueda cambiar todo. Qué gusto da equivocarse, pues la historia guarda multitud de giros que no habría visto venir nunca. Y, aun así, ninguno de estos giros está sacados de la manga para mantener la atención del espectador, sino porque está todo tan bien hilado desde un comienzo hasta el final que todo cobra sentido una vez se ha visto la obra en su totalidad. Pero una vez acabada, las imágenes y la trama siguen rondando por la cabeza.

Hereditary

He mencionado que hay giros, pero eso no significa que la historia tenga un ritmo frenético. Todo lo contrario. El ritmo es más bien pausado pero consistente, metiendo todos los ingredientes en una olla a presión y cocinándose a fuego lento hasta que la mezcla hierve y explota. Para ello, las marcas distintivas son los planos generales de muy extensa duración y con ligeros paneos y/o zooms, buscando esa sensación de inestabilidad y la sensación de estar mirando a una familia en la lejanía.

Y todavía no he comentado a los actores. Mi mayor sorpresa es Nat Wolff, pues clava el papel de hijo asustado y atormentado. Sin obviar por supuesto a la debutante Milly Shapiro como Charlie, la hija pequeña que de por sí causa grima. Y por supuesto, la estrella de la función que es Toni Collette como la matriarca de los Graham. Ella representa a la perfección lo que puede suponer la perdida de un ser querido y el miedo a un terrible legado familiar. Mi único problema es que en ocasiones la encontraba excesivamente sobreactuada, pero teniendo en cuenta como puede comportarse alguien en una situación tan desesperada lo puedo llegar a entender.

Y el otro defecto es más como concepción personal, que prefiero un terror que me transmita tensión desde el inicio hasta el final del metraje. En este caso, lo que se me ha transmitido ha sido un constante desasosiego, cosa que aprecio, pero en lo subjetivo prefiero estar al borde mi asiento que acabar drenada. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

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