Juez Dredd

Me atrevería a decir, sin miedo a equivocarme, que Juez Dredd es mi personaje de cómic favorito. Devoro todo lo que cae en mis manos de él, lo cual aquí en España no es tan fácil. Esta es una de las razones por la cual puedo ser más exigente a la hora de que esperar en una adaptación. Y aunque mi ojo crítico (en ese aspecto) deja pasar muchas, hay cosas que no se pueden perdonar… Antes de ahondar en ello aquí va un breve resumen de la trama de la película que hoy me ocupa.

En un futuro no tan lejano América del Norte ha sido unificado en una gigantesca metrópolis llamada Mega-City Uno, el resto del basto territorio es un desierto deshabitado y nocivo para el ser humano. Dentro de los muros de la basta ciudad la policía ha sido sustituida por los Jueces, la máxima autoridad para todos sus habitantes, cada uno de ellos es juez, jurado, y verdugo. De entre todos ellos Dredd (Sylvester Stalone) es el más implacable, eficiente, e incorruptible. Pero tiene un importante opuesto, y no es otro mas que su clon Rico (Armand Assante), el cual también fue juez y compañero de Dredd hasta que este tuvo que detenerle. Rico escapa de su aislamiento para vengarse de su excompañero, y para ello consigue que le acusen de asesinato y los destierren al peligroso desierto. A partir de aquí Dredd, con la ayuda de su nueva compañera la Juez Hershey (Diane Lane) y el preso Herman Ferguson (Rob Schneider), tendrá que luchar por recobrar su honor y su puesto en el Palacio de la Justicia.

Esta película, en primera instancia, nos sorprende con una vista de una ciudad futuristica impresionante. De hecho la mayoría de los escenarios están increíblemente detallados. Pero no solo de esto se alimenta el apartado visual. Ya que en lo que flojea en este aspecto la cinta es en atrezzo y (algo) en el maquillaje. Si la veis en alta definición comprenderéis lo que digo, queda todo demasiado postizo. La banda sonora nos colma con temas rockeros contundentes, que parece ser que allá por los noventa era la norma para películas de corte futurista. Por aquí se dejan oír canciones de grupos como The Cure, el cual es el mejor dentro de este aspecto, y de White Zombie entre otros, y no todos ellos destacables. El elenco de actores, que el peso de la actuación principal recae en los mencionados un poco más arriba, es algo mejorable en esta película, ya que hay algún que otro actor competente. Y la dirección corre a cargo de Danny Cannon, el cual ha demostrado no ser conocedor del personaje, por lo tanto es dudosa su labor como director.

Todo aquel que sea seguidor de este genial personaje del cómic empezará la película entusiasmado al ver la fidelidad con la que se plasma Mega-City Uno, los vehículos, armas, y en parte, los Jueces. Pero pronto esa sensación acabará hecha añicos. Y es que no puedes romper una regla tan simple como alterar totalmente la esencia primordial de un personaje. En el caso de Juez Dredd es el que en absolutamente ningún cómic publicado hasta la fecha (y es un personaje que lleva con nosotros desde los 70) se le ha visto el rostro completo. Para que os hagáis una idea es como si a Spider-man le quitaran las telarañas. Para mi esto fue un fallo terrible que a día de hoy no se sabe si fue el mal hacer del director o afán de mostrar rostro de Stallone, el caso es que se cargaron el leit motiv del personaje.

Quitando este aluvión de frikismo, como película de acción es una más de las que se hayan podido hacer en la década de los 90, hasta el punto de ser predecible. Tanto es así que no solo la crítica fue negativa con ella, si no que Sylvester Stallone estuvo nominado por ella al premio Golden Raspberry al peor actor. No les faltaba razón.

¡Yo no quebranté la ley! ¡¡¡Yo soy la ley!!!