Jurassic World: El reino caído
Los que me leéis asiduamente sabréis que, aparte de mis aficiones viñetiles, videojueguiles, y alguna frikada más, soy muy fan de los dinosaurios en general. Constancia de ello dejé al hablaros de la trilogía de Jurassic Park, y la más reciente Jurassic World. Con la nueva entrega, Jurassic World: El reino caído, no me quise hacer demasiadas ilusiones ya que la anterior estuvo bien, pero no era más que aprovechar un pequeño filón de nostalgia con nuevos y fabulosos efectos (¡pero, cuidado que aun así me gustó y todo!). Y es que, como os he dicho, con los dinos me tienen comprado. En fin, me dejo de cháchara y me centro en la nueva película.
La isla de Nublar, que albergó Jurassic Park y muchos años después Jurassic World con sus respectivos incidentes, está a punto de extinguir a los dinosaurios que hasta ahora campaban libremente por ella, culpa del volcán que se haya allí que ha entrado en erupción. En vista de ello, el antiguo socio y amigo del difunto John Hammond, Benjamin Lockwood (interpretado por James Cromwell), ha recurrido a Claire Dearing (Bryce Dallas Howard), quien fuera la gerente de Jurassic World y ahora es activista en Grupo de Protección de Dinosaurios; y al ex novio de esta ultima, Owen Grady (Chris Pratt), criador de dinosaurios en el fallido parque temático. La misión que tiene para estos dos, y su correspondiente equipo, es rescatar a la mayor parte de dinosaurios de una muerte segura para trasladarlos a otra isla menos peligrosa. El problema es que el equipo táctico que se encuentra allí, bajo las ordenes directas de Eli Mills (Rafe Spall), gestor de Lockwood, y tiene otros planes para estos animales.
El aspecto visual de esta película tiene un nivel muy parecido al de Jurassic World, pero diría que algo superior a esta, lo cual ya no es moco de pavo. Si que es verdad que hay escenas más sombrías que en la anterior, y eso a veces puede perder un poco, aunque van acordes con la trama, eso si. La banda sonora se ha desprendido algo del tema principal para apostar por la suya propia, aunque de vez en cuando se oyen aquellas tonadillas inconfundibles compuestas por John Williams. El compositor en esta ocasión es Michael Giacchino, que no lo hace mal, pero no está al nivel de Williams, claro.
El elenco es bastante parecido al de la primera en lo tocante a que no hay muchas sorpresas interpretativas, y esta quizás sea un poco la lacra de la película. Pero la trama que nos brinda J. A. Bayona te consigue absorber tanto para estar atento a todos esos detalles que no llega a importar del todo la interpretacion a medio gas de algunos actores o actrices.
Es esto ultimo que he apuntado lo que, para mi, hace grande esta película como secuela moderna, y (cuidao que me vengo arriba) la mejor desde Jurassic Park, la original. Y es que son muchos los puntos que han conseguido que así lo crea: que haya recuperado ese tono de “película celda” que tenia la primera e incluso lo ha depurado a su estilo, cosa que ayudan con esas escenas asfixiantes y claustrofobias; que tenga ese mensaje en favor de los animales que, a día de hoy, era lógico que debiera dar; que haya sido todo lo que El Mundo Perdido tendría que haber sido; que esté llena de guiños a todas las pelis y libros anteriores… Pero por encima de todo está ese paso adelante que se ha dado este film, deshermanándose de cierta manera del resto, y de lo cual no puedo hablar demasiado que os la destripo cual velocirraptor.
En definitiva, esta nueva entrega, aparte de hacer algún que otro homenaje que recuerda poderosamente a muchas más de las anteriores de lo que hacia su antecesora, es la que más se ha atrevido a tomar un rumbo algo distinto, y eso es bastante decir. Estoy seguro que gustará a muchos fans, tanto la presente película como lo que está por venir, que pinta cuanto menos interesante.
Un cambio es como la muerte; uno no sabe lo que será hasta que se encuentra a sus puertas.
