La mirada del amor
No acostumbro a escribir sobre películas que no me hayan provocado el más mínimo interés, puesto que considero que si algo resulta una experiencia digamos desagradable, no hace falta darle mayor importancia. Es mejor dejarlo perdido en el tiempo además de que, por supuesto, habrá mucha otra gente a quien sí le pueda haber gustado.
Pero hoy voy a hacerlo puesto que la película en cuestión ha estado más cerca que se puede de rozar mi indignación.
Ayer tuve la oportunidad, por no decir la mala suerte, de encontrarme con una película de las que hace que me pregunte en qué piensan algunos productores cuando deciden llevar a cabo un proyecto. Bien, ya sabemos que en el dinero aunque no todos, seamos justos Pero un buen número de ellos así lo hacen. Y esta película es un claro ejemplo. Como invertir gandres sumas de dinero en un producto que pasará, inevitablemente, a formar parte de lo que se llama cine pero que, como ella muchas otras, a mi no me parece que lo sean.
La película en cuestión es La mirada del amor. Hay que reconocer que en parte fue culpa mía ya que sólo el título te pone en alerta pero viendo el excepcional reparto de actores decidí darle una oportunidad.
Nikki es una mujer viuda desde hace cuatro años. Aún no ha superado la pérdida de su marido cuando en su vida se cruza Tom, un hombre cuyo aspecto es asombrosamente parecido al del difunto esposo.Un argumento que juega con el alto grado de improbabilidad que la propia situación refleja. ¿Se podría haber sacado partido a ese guión? La respuesta es sí. Otras películas lo han hecho. La que quizás más nos viene a la memoria es la genial Vértigo del maestro Alfred Hitchcock. Ya no le pedimos a Arie Posin, director de la cinta, que llegue a esos niveles ciertamente de muy dificil consecucion, pero que llegue a algo más que lo resultante, sí.
Los protagonistas Anette Bening, Ed Harris, Robin Williams y Amy Brenneman. Cuatro actores de primera fila, todos con interpretaciones memorables en muchas otras películas y que en este caso son quienes logran salvar al guión, y a la película al completo, de la caída libre hacia al desastre.
Una historia més que previsible que no atrapa por ningún costado, una aceptable fotografía y un buen trabajo de actores. Pero eso no es suficiente para que esa película sea catalogada como cine señor Posin, por lo menos no para mí.
