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Las brujas

En un breve lapso de tiempo, demasiado breve si se me permite la observación, han desaparecido tres pilares fundamentales de lo que fueron los años dorados de Hollywood en lo que actores se refiere. Primero nos dejó Eleanor Parker, le siguió Peter O’Toole y ha cerrado el ciclo, esperemos que al menos por un largo tiempo, Joan Fontaine.

Desgraciadamente demasiadas son las veces que descubrimos obras cinematográficas memorables una vez el o la protagonista ha fallecido. Es el caso de Las brujas, película dirigida por Cyril Frankel y protagonizada por Joan Fontaine en la que se narra la historia de una profesora que tras dejar África por un incidente relacionado con la magia negra viaja hasta un pequeño pueblo inglés en el que, lejos de encontrar la ansiada tranquilidad, se verá inmersa de nuevo en extraños sucesos de brujería.

Las brujas - Critica de la pelicula

Las brujas ha pasado a ser el último trabajo que la actriz realizó para la gran pantalla y ha sido un buen final a una espectacular carrera. La película navega sobre el fino hilo que separa lo que podría ser una obra floja y sin interés de lo que pasa a ser una obra de culto pero siendo de la Hammer y con semejante protagonista, la caída desde el hilo se decanta, no pudiendo ser de otro modo, hacia el lado de la obra de culto. Pero en ella, no encontraremos los elementos más icónicos de este tipo de producciones. No hay sangre ni monstruos. Por no haber no hay ni vampiros. Lo que sí mantiene sin embargo, es ese dulce encanto que se desprende de las low budgets, encanto construido de cartón piedra y de elementos plásticos que chirrían a simple vista. Pero por encima del mencionado encanto lo que destaca en Las brujas es una intensa aura de misterio, un suspense que se mantiene de principio a fin. Aunque algunos sucesos puedan ser intuidos de antemano la intriga sigue viva.

La relación intensidad-elementos es más que satisfactoria. Valiéndose de unos pocos elementos clave como pueden ser el guión (basado en la novela de Norah Loft, firmando bajo el seudónimo de Peter Curtis), la interpretación de la protagonista o el casting en general, ya que cualquiera de ellos posee un aspecto amedrentador. Un buen ejemplo de la efectividad basada en la simplicidad se encuentra en un breve plano de la película que seguidamente comentamos.

Las brujas de 1966 (The Witches, The Devil's Own)

Gwen Mayfield, la protagonista, está encerrada en un psiquiátrico, edificio que ya de por sí desprende sentimientos situados entre el pánico y el descontrol. Recordemos joyas como De repente el último verano, Shock Corridor o el punzante final de Europa 51, en las que algunas de las escenas más intensas se desarrollan en psiquiátricos.

Pero volvamos a la protagonista, cuando ésta se escapa del psiquiátrico, sin ser consciente, va a parar a una casa en la que también será encerrada. Desde las ventanas de su habitación observa el plano en cuestión, un plano general en el que sólo se ven árboles y campo. Está cortado en su centro por una pared que en su interior contiene lápidas. Es un antiguo cementerio, pero eso no es lo tétrico. El pavor surge cuando de entre las tumbas empiezan a surgir personas. Personas que están bien vivas y que se esconden en la oscuridad del camposanto. Van saliendo poco a poco, una a una, todas hacia el mismo destino. Agazapadas y con unos andares que provocan la sensación de estar viendo malévolos duendes que se dirigen al punto de reunión pactado previamente en el que realizar los más perversos actos.

Crítica de la película Las brujas

Así de simple es el plano pero la atmósfera que desprende, la volatilidad que surge de él provoca un miedo muy real. Genera una emoción paralela a la que se puede sentir ante la locura que momentos antes presenciábamos en el psiquiátrico. La locura, un estado inmaterial que no se sabe muy bien como encajar. Un ser y no ser que nos descoloca por completo, algo que nos ubica directamente enfrentados al pavor.

Así pues nos encontramos con que Las brujas se convierte en una interesante historia de brujería que sin grandes parafernalias logra mantener de un modo muy vivo la atención del espectador.

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