Moonlight
Continuando con el repaso de los Oscars 2017 que predomina en estas fechas, es el turno de hablar de una película que ha sido una de las favoritas de la crítica americana, ha estado presente en la mayoría de las listas de lo mejor del año cinematográficamente hablando, por su temática es importante en la actualidad y ha logrado 8 nominaciones.
Chiron es un niño que vive en Miami, concretamente en una comunidad afroamericana. Durante todo el film, se presentarán momentos concretos de la vida de Chiron en un ambiente hostil: Desde que es un niño pasando por la adolescencia hasta llegar a un hombre adulto, y por lo tanto, él mismo hará un viaje para descubrir su propia identidad.
Por su planteamiento, la cinta podría recordar a Boyhood. Pero mientras que el trabajo de Linklater sí recorría 13 años en la vida de una familia y plasmaba una vida más cotidiana, la propuesta de Barry Jenkins nos lleva por caminos más turbios y emplea diferentes actores para hacer el retrato del personaje principal. Y sin embargo, esa peculiaridad que podría volverse en contra del producto logra ser uno de los mayores aciertos. Los tres actores elegidos para hacer de Chiron durante las tres etapas de su vida comparten los mismos gestos, la misma mirada triste, el mismo peso de haber llevado una trágica vida. Esa labor solo pueden llevarla a cabo los buenos directores que saben exprimirles toda la chicha a sus actores.
El mérito de los actores no es exclusivo de los diferentes encargados de dar vida a Chiron. Mahershala Ali y Naomie Harris son los interpretes que más halagos se han llevado, entre ellos la nominación a la codiciada estatuilla dorada, por sus respectivos trabajos y no es de extrañar. El primero porque a pesar de las breves intervenciones que tiene en el primer acto, logra construir un personaje lleno de matices con el que es fácil empatizar y que cuando no aparece en pantalla se le extraña. En el caso de la segunda, interpretar a una madre en una espiral de autodestrucción relacionada con drogas es el perfecto vehículo para que la actriz inglesa se luzca y proporcione a la película algunas de las mejores escenas.
Pero no hay que dejar de lado los temas abordados. Con esta película, somos testigos que la discriminación está presente en todos los países y en todas las razas. Siempre hay alguien distinto que su condición distintiva lo hace objeto de burla ante los ojos de sus semejantes, ya sea por el color de piel, por su orientación sexual, el país de origen de su familia o cualquier otra diferencia. El film busca denunciar la discriminación por homofobia dentro de una comunidad que ya de por sí sufre discriminación, pero para ello no utiliza una historia basada en hechos reales que ocurrió hace unos años. Jenkins cuenta una historia original, que podría sucederle a cualquier persona dentro de un contexto y consigue su propósito con una historia intimista, contenida y que en ningún momento llega a hacerse pesada ni predecible.
A la luz de la luna, los niños negros parecen azules.
Reitero que la historia a pesar de ser dura de contemplar, está muy bien narrada. No hay ningún plano que sobre en la cinta. Esto no quiere decir que no tenga unos pequeños defectos. Por citar algunos, se nota que es un largometraje independiente con las características que ello supone: Una cámara en mano con demasiados temblores e intención de mostrar planos secuencia, una banda sonora estridente, un ritmo pausado, el no sobre exponer los hechos y en mi opinión el mayor defecto, las transiciones entre etapas son muy bruscas, defecto que es muy llamativo en el corte entre la adolescencia y la vida adulta. Esa elipsis podría haber dado para mucho, pero entiendo las necesidades de destacar los momentos más llamativos de la vida de Chiron.
Un valiente ejercicio narrativo en el que quizá destaque más la propia historia que el apartado técnico que lo rodea. Pero qué historia, capaz de provocar nudos en la garganta y de encoger el corazón al ser testigo de que, aunque sea una historia de ficción, hay muchas personas sufriendo una situación similar.
