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5 películas de tiburones en filmfilicos el blog de cine

En estas fechas de paz, polvorones y gente dando por culo enviando villancicos por Whatsapp, yo quería hablaros de algo tan navideño como son las películas de tiburones.

Con más o con menos éxito cosechado, con unos efectos especiales más o menos elaborados o con unas escenas más o menos ridículas y/o disparatadas, pero todas ellas con un denominador común: bichos gigantes con dientes enormes que comen cosas todo el rato.

Si tú también eres de los que aceptarías tiburón como animal de compañía, todos estos títulos no te sonarán ajenos.

2 Headed Shark Attack (2012)
“Un cuerpo, dos cabezas, seis mil dientes”. ¡Madre mía, parecemos nosotros cenando el día de Nochebuena en casa de la abuela! Pero no, es nuestro protagonista: un tiburón bicéfalo. Porque todo el mundo sabe que si existe algo mejor que un tiburón dando bocados es un tiburón con dos cabezas dando bocados. Pura poesía fílmica.

Como es marca de la casa Asylum, a la película no le podían faltar sus buenas escenas lésbicas y sus maromos hiperhormonados haciendo absurdeces y que más tarde serán pasto de las dobles fauces del hambriento escualo.

Las únicas dos cosas reseñables de la película son:
1. Carmen Electra en bikini, cuya única carga argumental es dar muchos gritos todo el rato y tomar el sol muy fuerte sin ningún tipo de protección.
2. El escualo en sí, que parece tallado por el mismísimo Miguel Ángel o por Jordi Cruz de Art Attack. Todo lo que ahorraron a la hora de crearlo se lo gastaron en aceite bronceador para Carmen Electra.

 

– Avalanche Sharks (2013)

Gracias a las pepitas de oro que conforman el cerebro de Scott Wheeler, ahora no estamos a salvo de los tiburones ni fuera del agua. Avalanche Sharks trata sobre unos tiburones que hace mucho tiempo se fueron a la nieve, se lo pasaron muy bien esquiando y llevan dormidos siglos bajo las nevadas cordilleras de Aspen, hasta que un esquiador temerario provoca una avalancha y los despierta, y salen de debajo de la nieve con tanta hambre como nosotros cuando estamos de resaca.

Curiosamente, en ese momento se está celebrando una competición de bikinis, cosa muy lógica teniendo en cuenta que estamos a unos cuantos grados bajo cero en mitad de la nieve. Y claro, los pobres tiburones, tantos años durmiendo y de repente los despiertan y lo primero que se encuentran es a un montón de muchachas con tres centímetros de tela en el cuerpo cada una, pues se lía un follón que no sabe ni dónde se ha metido.

– Tiburones en Venecia (2008)

Después de Karate a muerte en Torremolinos llega esta obra de arte que sabe mezclar con gusto, estilo y elegancia lo mejor de las películas de tiburones con la bella Venecia, con la mafia y con el tesoro de los Médici.

David Franks (Stephen Baldwin) viaja a Venecia porque su padre ha fallecido allí mientras se encontraba buscando el tesoro de la familia Médici, y al llegar descubre que los canales están infestados de tiburones blancos gigantes. Menudo drama, todos los gondoleros acojonados, claro.

La película cuenta con unos diálogos del mismo nivel cultural que el de los Teletubbies, al igual que los efectos especiales, hechos con la última versión del Paint. Pero la verdadera joya de la corona de Tiburones en Venecia es la soberbia interpretación que nos regala un Stephen Baldwin con la dignidad totalmente perdida desde hace tiempo ya, tras la cual podemos entender por qué es el miembro más infravalorado de toda su familia de actores.

– Sharktopus (2010)
No es de Asylum pero podría serlo perfectamente. Tras El Ligre llega Sharktopus, la criatura mitad tiburón mitad pulpo creada como arma para uso militar por un científico muy aburrido y que no entendió del todo bien la película de La Sirenita.

En esta película ni siquiera se molestan en argumentar brevemente alguna trama que sirva de hilo conductor y dé algún tipo de sentido a todo el disparate que nos ha preparado el director, sino que, básicamente, son 90 minutos de tiburón moviéndose como Massiel después de haberse bebido todo su peso en botellas de Four Roses, y destruyendo cosas y dando tentaculazos a diestro y a siniestro. Demencial y maravilloso.

– Psycho Shark (2010)

Bola extra que no podía faltar en nuestra lista. Esta película japonesa de tiburones es como ver un capítulo de las Sailor Moon pero en su versión acuática.

En esta locura fílmica, cuatro amigas se van de vacaciones a una isla a ponerse todo lo morenas que se pueden poner las japonesas, hasta que descubren al gigante tiburón asesino, que se parece mucho a Bruce el Tiburón, de Buscando a Nemo y que sale a lo largo de toda la película un tiempo aproximado de tres segundo y medio.

Es tan mala, tan lenta y todo tiene tan poca gracia que ni siquiera consigue dar la vuelta y convertirse en una película de humor. No la veas si no quieres sentirte como una bolsa de basura después de cinco días al sol.

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