Una pistola en cada mano
Hace poco más de una semana que se anunciaron las nominaciones a los premios Goya de 2014 y, normalmente, cuando esto sucede, me da por ver y recordar lo sucedido otros años. Llamadme rara o lo que queráis. Pues bien, estos días ha venido a mi memoria el reivindicativo discurso de Candela Peña al recoger su galardón como mejor actriz de reparto por la película ‘Una pistola en cada mano’. Dejo de lado la polémica del discurso porque no tiene mucho sentido comentarla un año después (aunque el problema que denunció siga estando tan de actualidad como lo estaba entonces). Mejor voy directa a esta película, dirigida por Cesc Gay, que reúne a doce actores de renombre como Leonardo Sbaraglia, Eduard Fernández, Javier Cámara, Clara Segura, Ricardo Darín, Luis Tosar, Candela Peña, Eduardo Noriega, Alberto San Juan, Cayetana Guillén Cuervo, Jordi Mollà y Leonor Watling.
Se trata de una sucesión de cinco historias cortas, aparentemente, inconexas entre sí: dos antiguos amigos que se encuentran y se ponen al día de sus fracasos, un divorciado arrepentido que quiere recuperar a su ex mujer, un hombre que descubre la infidelidad de su esposa y trata de entender por qué su mujer le es infiel, un hombre que intenta ligar con su compañera de trabajo y, por último, la extraña amistad entre dos parejas en la que los hombres no saben nada uno del otro.
“Una pistola en cada mano” es una película coral (películas con distintos hilos argumentales) en la que los protagonistas masculinos destacan por su propio desconcierto y sus crisis de identidad. Sus problemas de comunicación les llevan a realizar actos faltos de valentía y llenos de engaños y de fracasos. Siempre están con ‘una pistola en cada mano’ tal y como reprocha Candela Peña a Eduardo Noriega en una de las historias, la más entretenida de las cinco.
