Truco o trato: Terror en Halloween
Si hace unas semanas comentaba como las antologías de terror parecían haber cobrado algo más de fuerza en este siglo, ahora que se acerca Halloween es un buen momento para hablar sobre una de las mejores antologías del género que se han hecho y que, como su propio nombre indica, es idónea para ver en fechas cercanas al 31 de octubre.
La película se centra en cuatro historias diferentes que ocurren durante la noche de Halloween en el pueblo de Warren Valley, Ohio. Los protagonistas son un director de instituto que es un asesino, una chica joven que busca perder la virginidad, un grupo de adolescentes que gastan una broma muy cruel y un anciano gruñón que odia Halloween.
Cabe mencionar que esas son las cuatro historias principales que se desarrollan a lo largo de la película, pero hay una que sirve de preludio para lo que va a ver el espectador. Tal y como hizo Pesadilla antes de Navidad hace unos años, se le concede mucha importancia al concepto de la fiesta, pues sí está ahí y se celebra es por algo, y como no puede ser de otro modo, toda fiesta tiene sus tradiciones, o como las presentan en este caso, una serie de reglas que están ahí para cumplirlas. No apagar la luz de una calabaza, llevar siempre un disfraz o darles caramelos a los niños que van de casa en casa son algunas de ellas.
En el caso de que estas reglas se rompan, ahí interviene Sam. Es fascinante como este personaje sin tener ni una línea de diálogo sirve de temible guardián de esas normas y contrasta con su aspecto inocente e infantil. Se ha ganado el derecho de ser un icono del terror moderno por méritos propios.
Respecto a las historias, he comentado que, en una antología al contar varias historias, siempre hay algunas que sobresalen por encima de otras. Tal vez aquí esté siendo estrictamente personal, pero considero que en este caso todas las historias son increíbles. El hecho de que todas funcionen como segmentos individuales, y al mismo tiempo estén entrelazadas por detalles, acciones o personajes hace que también funcionen como parte de un conjunto espectacular. Por supuesto, Sam funciona como hilo conductor entre toda la vorágine de la noche de Halloween. Pero también ayuda mucho que ninguna de las historias presentadas es lo que parece. Todas consiguen sorprender gracias al inteligente planteamiento del guion y de como la cámara guía los ojos del espectador para que vea lo que el director quiere que vea.
Cabe añadir que la ambientación es exquisita. Uno se ve transportado con facilidad a ese pequeño pueblo en el que abundan los disfraces, las chocolatinas, las calabazas y las amenazas ocultas. La cinta celebra durante todo su metraje el aspecto más lúdico de la fiesta (y aprovecha para hacer algún que otro guiño a La familia Addams o a Scooby Doo) sin dejar de lado que es una película de terror. Al fin y al cabo, de eso trata Halloween, de pasarlo bien ya sea en una fiesta de disfraces, yendo de casa en casa pidiendo caramelos para luego devorarlos con frenesí, decorando la casa para la ocasión, gastando bromas o contando historias para quitar el sueño. Cualquiera de esas formas de pasar la noche festiva tiene su hueco en esta película de manera orgánica.
En cuanto a algún defecto que se le pueda sacar, se trata de algo muy por sacarle la punta al asunto y es algo muy mínimo: Hay veces en las que uno puede estar muy interesado en una historia en concreto que cambian para seguir contando otra historia, y generalmente las transiciones entre una historia y otra están muy bien llevadas en cuestión de ritmo, pero puedo entender que se disperse un poco el interés.
