Los Otros

Son muy pocas las películas que he visto más de una vez por placer; me he dado cuenta que sólo las películas que repito son aquellas que se llevan todo de mí y deseo volver a sentir lo que sentí la primera vez. En algunos casos son tan extraordinarias que me cuesta sacar las palabras justas para dar a entender la magnificencia que le veo a dichas obras. Una de ellas es Los Otros, de Alejandro Amenábar.

Nicole Kidman es la matriarca de la cinta, apoderándose de la historia por completo, la cual se ubica en la isla de Jersey, cercana a las costas francesas, en 1945. Su personaje, Grace, espera que su marido regrese de la guerra mientras vive con sus dos hijos, quienes sufren de una extraña enfermedad que no les permite acercarse a la luz del día.  En esta gran casa de la cual han desaparecido repentinamente los empleados domésticos, la regla magna es no dejar entrar la luz. Grace contrata a tres nuevos empleados y con su llegada, eventos extraños comienzan a desarrollarse, al mismo tiempo que su hija confiesa que se ha comunicado con entes desconocidos dentro de la casa. Grace, con una fe religiosa inquebrantable, no cree que nada de esto sea cierto, hasta que llega un punto en el que su fe se ve amenazada.

Una historia que cambia los “screamers” por perspicaces manejos de cámara, los cuales hacen que el trabajo del suspenso sea más limpio y menos tumultuoso en una cinta elegante e inteligente. Los Otros es una obra donde el silencio es imperial y los diálogos que lo rellenan son simplemente perfectos, la interpretación de Nicole Kidman es sublime, pero debemos reconocer de igual manera las actuaciones de los jóvenes James Bentley y Alakina Mann en el rol de sus hijos. Pareciera que estuviésemos viendo el día al día real de una familia a través de un hoyo, la actuación tan natural de sus actores y la cámara de Amenábar hace que todo sea demasiado palpable, lo cual no sucede muy a menudo en películas de terror.

Los muy pocos efectos especiales que utiliza el director chileno nos demuestra que no se necesita de gran tecnología para que un filme de terror funcione en esta época y que el uso excesivo de los “screamers” únicamente hace que todo sea predecible, y es que esta es una de las mejores cosas del film: es totalmente impredecible.

Una de las tantas diferencias en el trato del suspenso de Los Otros en comparación con películas de terror recientes, es que la estructura psicológica de los personajes es visiblemente menos histérica, no con esto quiero decir que no lo sea. La “calma” que emana de estos personajes a pesar de estar envueltos en la intriga y el misterio, hace que todo fluya con mayor naturalidad.

Otra de las cosas más positivas de esta cinta es que todo se desarrolla en el mismo contexto tenebroso. Nunca cambia, todo se mantiene plano y en este caso, funciona excelentemente bien. Amenábar desde su historia nos posiciona dentro de un plano completamente dado al misterio, sin forzar nada. Una casa victoriana vacía y oscura debido a la extraña enfermedad de los chicos, la llegada inesperada de los nuevos sirvientes a finales de la guerra, y Nicole Kidman que puede ser aterradora con su pálida piel y grandes ojos azules. La sencillez de estos elementos es lo que resulta tan aterrador en el film.

Un guion extraordinariamente bien construido, Los Otros, crea una atmosfera oscura sin ser pesada y extenuante al final del film gracias a una cinematografía de punta. El terror en su estado más puro que nos lleva de vuelta a ser los niños asustados por aquello que no siempre podemos ver, pero que de alguna forma sabemos que está y que nos acecha.

Brillante.