Melanie. The Girl with All the Gifts
Para bien o para mal, los zombies son unas criaturas que están presentes en nuestro entorno audiovisual. Si bien es cierto que tuvieron mayor boom hace un par de años, la televisión y el cine siguen sacando historias relacionados con estos muertos vivientes. Pero hay que remontarse a un tiempo anterior a The Walking Dead para averiguar cual fue el resurgir de este subgénero, y creo que la clave se encuentra en 28 Días Después, la película en la que los zombies pasan a ser infectados, conseguía un ritmo frenético y mostraba las consecuencias de un mundo post-apocalíptico. Sin embargo, ningún producto había conseguido ser el digno sucesor de lo que estableció la cinta de Danny Boyle. Cual ha sido mi sorpresa que este año no ha sido una, sino dos películas las que pueden colgarse esa medalla.
Melanie es una niña, que junto con otro grupo de niños de su edad, vive encerrada y custodiada por soldados en una base militar. Allí a ella y a sus compañeros les dan clase como si de niños corrientes se tratase, pero bajo estrictas medidas de seguridad. Pero toda esa normalidad se esfumará cuando los llamados “hambrientos” derriben la valla de seguridad.
Desde el comienzo, el film entra de lleno presentando una situación que logra ser atrayente, asfixiante y contundente. Establece a la perfección una atmósfera opresiva gracias a la paleta de colores elegida, el montaje y la constante banda sonora marcada con sonidos militares. Es sobretodo un comienzo contextualizador que puede tener un ritmo más pausado. Pero pronto la situación cambia y la locura se desata. Sigue siendo asfixiante de una manera distinta, y es en las secuencias de acción donde el montaje logra lucirse más, llegando a ser uno de los elementos que logra que mayor personalidad le da a la cinta. Con esto me refiero a la rica posición de los planos desde unos cenitales mostrando la gran y vacía ciudad hasta unos primeros planos que los actores los aguantan como profesionales; y a la velocidad a la que se suceden, haciendo que el espectador se involucre y logre sentir que está ahí presente con el resto de personajes.
¿Es solo estéticamente por la que la película logra distinguirse del resto? Desde luego que no. Es habitual ver que los protagonistas sean un grupo de personas con distintas profesiones, personalidades e ideologías que a causa de la plaga de zombies se juntan y tratan de sobrevivir en ese nuevo entorno hostil. En este caso, si bien los personajes son diferentes, todos provienen del mismo lugar. Sin desvelar mucho, Melanie es alguien muy importante que podría tener la clave para la supervivencia de la humanidad y la revelación que dan a los pocos minutos de empezar es un giro interesante en este subgénero tan trillado.
Otro de los puntos fuertes son los actores. El mayor peso recae sobre la novata Sennia Nanua como Melanie. Logra darle a su personaje inteligencia, fiereza y humor cuando es necesario. No en vano ganó como mejor actriz femenina en el festival de Sitges. Además, construye a lo largo de todo el film un vínculo muy especial con su profesora, la señorita Justineau interpretada por Gemma Artenton, quién también ha logrado sorprenderme para bien. Mencionar a Glenn Close como la Doctora Cardwell, una mujer empeñada en buscar un cura a toda costa. No deja de ser refrescante ver a actores de renombre en películas de géneros más minoritarios.
Sin embargo, no puedo decir que no tenga pequeños problemas. El ritmo es irregular: En una escena se vuelve todo frenético con una tensión latente y en la siguiente todo es más calmado y centrado en explicar esa fascinante mitología. Consigue funcionar bien en sus dos vertientes pero en ocasiones acaba pesando más de lo que debería. Y respecto a su cierre, considero que no termina de ser coherente con lo mostrado anteriormente. Salvo por estos detalles y haciendo balance, sí la recomendaría. En España tenemos que esperar hasta marzo para verla en cines, pero la espera valdrá la pena.
