Tuve la maravillosa suerte de entrevistar a James A. Castillo, director y diseñador cubano/español ganador de premios Emmy, sobre su cortometraje El fantasma de la quinta (The Quinta’s Ghost), película animada que se inspira en la figura de Francisco de Goya, uno de los pintores españoles más importantes de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Producida por Illusorium y Martirio Films, la película tuvo su estreno mundial en el Festival de Tribeca (Nueva York) y ha pasado por destacados festivales como Animest, Victory International Film Festival y HollyShorts.
En 1819, con setenta y cuatro años y tras la muerte de su esposa Josefa, Goya se retira de la vida pública a una casa de campo en las afueras de Madrid conocida como La Quinta del Sordo. Sumido en la soledad y gravemente enfermo, el pintor, cada vez más cerca de la muerte, comienza a ser visitado por los fantasmas de su pasado. Atormentado por estas presencias y con su salud deteriorándose rápidamente, Goya pinta las famosas Pinturas Negras directamente sobre las paredes de la casa como último intento de expulsar a esos espectros, perdiendo casi todo en el proceso.
Absolutamente todo en esta película es una obra de arte. Es un artista hablando de un artista de una manera artísticamente sublime. Valga la redundancia de todo. Es una obra poderosa, tanto en lo visual, como en lo auditivo, desde su narración hasta su forma.
La película se construye como un relato gótico clásico en el que la casa se convierte en la auténtica protagonista y en la única testigo del proceso creativo de Goya. De este modo, el filme invierte la fórmula tradicional del género: no es un hombre quien entra en una casa embrujada, sino la casa es habitada por un hombre atormentado.
Y de allí parte mi primera pregunta: “En este caso, es la persona la que está atormentada, llevando sus propios fantasmas y demonios a la casa. ¿Cómo desarrollaste esta idea de que él mismo sea casi un fantasma, alguien cuya energía daña el espacio que lo rodea?”
James responde, “Gran parte de la inspiración para el corto vino de mis propias vivencias con la pérdida, la muerte de un ser querido y la inevitable depresión que acompaña este tipo de eventos. Durante esos momentos de soledad, de duelo emocional, de introspección, tendemos a convertirnos todos en fantasmas que habitamos nuestros espacios. Vagamos por nuestras casas a veces sin rumbo, haciendo cosas de manera mecánica y sin propósito esperando que eventualmente nos recuperemos. En el desarrollo de este cortometraje, nos dimos cuenta muy pronto de que estábamos hablando de la salud mental, de la depresión y de fantasmas. Los fantasmas que nos habitan y acompañan y, eventualmente, nos convierten a nosotros mismos en uno de ellos. Pensamos que sería interesante verlo desde el punto de vista de la casa que, eventualmente, es incapaz de distinguir al propio Goya del resto de sus fantasmas. Esto vino a nosotros una vez que nos dimos cuenta de que la protagonista de la historia debía ser la casa, que nos permite separarnos un poco del propio Goya y centrarnos en el costo emocional que sus acciones tenían en ese algo externo, haciendo de las paredes de la casa, por ejemplo, la piel o carne de alguien. Esa relación entre el artista y el espacio que habita se convirtió en eje central de la película. Cómo al final hacemos a los espacios, no sólo testigos, sino guardianes de nuestros recuerdos y vivencias”.
Personalmente, la historia contada desde la perspectiva de la casa me parece fascinante. “¿Qué te inspiró a contar la historia de esta manera?”, pregunto.
“He de admitir que no fue una idea que llegó rápido. Durante una temporada, tenía todos los ingredientes que necesitaba para contar la historia pero no conseguía que todo cuajara al final. Gran parte del problema era que sabíamos que necesitábamos un narrador, pero no queríamos que fuese el mismo Goya, ya que resultaría demasiado redundante verle sufrir mientras le escuchamos hablar sobre lo mucho que sufre. Durante algún tiempo estuvimos barajando que fuese su difunta mujer, Leocadia, la que hablase, o Zapater, su mejor amigo (también difunto poco antes de la llegada de Goya a la Quinta), pero todas las opciones parecían complicar la narrativa, ya que nos obligaban a explicar su anterior relación con Goya. Eventualmente, llegamos al acuerdo de que debíamos usar lo que teníamos, y que no tenía ningún sentido añadir un personaje externo. En un momento dado, hablando sobre el género de casas encantadas, dimos con la clave. ¿Y si tomamos el concepto clásico de la casa encantada y le damos la vuelta? En lugar de que una persona llegue a una casa encantada, es la persona quien encanta la casa y lo vemos todo desde el punto de vista de una casa que no sabe quién es el huésped. De esta forma la casa se convierte en el proxy de la audiencia, permitiendo al espectador desprenderse de la responsabilidad de saber quién es Goya antes de ver el corto. La casa no sabe que el personaje que la habita es es el pintor, no sabe que es famoso, que ha pintado a reyes, que ha viajado por el mundo… Para la casa, es sencillamente un señor de 74 años, viudo, solo, sordo, demente y enfermo que está lidiando con sus traumas de la única forma que sabe: pintando”.
Y la voz que narra esta fascinante historia es nada más y nada menos que Maribel Verdú, gran actriz española que ha trabajado con directores de la talla de Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Carlos Saura, Bigas Luna, y para de contar, así que le pregunté cómo fue el proceso de encontrar la voz perfecta para este rol.
“Tenemos la grandísima suerte de contar con Maribel Verdú en la voz de la casa, que eso sí que ha sido un auténtico regalo. Sabíamos que debía ser alguien con una madurez emocional y una presencia lo suficientemente rica como para dejarte llevar por ella. Al fin y al cabo, estás todo el rato con ella, escuchándola de cerca y sabíamos que tenía que ser una voz mágica. El nombre de Maribel siempre estuvo como el primero de nuestra lista, pero asumimos que sería imposible contar con ella. Por suerte, Maribel es una actriz muy cercana y accesible y, después de intercambiar un par de mails, nos conocimos y se involucró con el cortometraje. Fue una de las mejores experiencias de la creación de esta película. Trabajar con alguien con ese talento, tan generosa y dispuesta a darlo todo fue una maravilla”.
Por último, pregunto si las pinturas de Goya fueron ellas mismas las que dieron pie y forma a esta historia. Si el ver la oscuridad, el dolor, el sufrimiento en dichas pinturas es lo que lo llevó a crear esta narración.
A lo cual responde, “Sí, en gran parte sí. Creo que todo artista en España puede contarte sobre el día en el que vio las Pinturas Negras por primera vez. Son parte del imaginario colectivo y han sido de gran influencia para todos. Yo incluido. Siempre he tenido una cierta fascinación con Goya, siempre me ha parecido un personaje contradictorio, lleno de opiniones y que realmente premia el estudio; cuanto más sabes de él, más te gusta su obra. Hace años, viendo las Pinturas Negras en el Museo del Prado, empecé a pensar sobre cómo se debieron hacer; los trazos ya te dicen que las hizo de pie, porque son trazos largos, bruscos, llenos de dinamismo. Lo oscuras que son, te dice que los debía de hacer con poca luz o a la luz de las velas. De hecho, ver las Pinturas Negras a la luz de las velas seguro que es increíble. Y poco a poco empecé a crear una imagen en mi cabeza, muy cinematográfica, de cómo debió ocurrir. Además, teniendo en cuenta su estado de salud, me costaba mucho imaginarlo de una manera que no fuese relativamente violenta y llena de propósito. Me parecía una imagen muy potente.
Además, un detalle que me parece interesante es saber que las pinturas se quedaron en la quinta abandonadas durante más de 60 años y nadie sabía que estaban ahí, por lo que es lícito pensar que el propio Goya murió convencido que nadie las vería nunca. Eso habla de un proceso artístico íntimo y privado, ya que en la cabeza de Goya nunca existió la preocupación de que a la gente le gustasen u opinaran sobre ella.
Poder ver las pinturas negras a día de hoy es una suerte y espero que esta película ayude a que la gente vea la obra de Goya (y la de cualquier otro artista) con otros ojos. Que aprendamos a apreciar que toda obra de arte requiere de sacrificio”. Simplemente hermoso.
Actualmente, el corto se encuentra pre-seleccionado para los Premios Oscar como Mejor Corto de Animación. También cuenta con dos premios Méliès d’Argent en el Festival de Sitges y en el Ramaskrik Film Festival, The Quinta’s Ghost competirá en 2026 por el Méliès d’Or, el galardón anual más importante del cine fantástico europeo.
Estamos ansiosos por conocer el destino de tan maravillosa película, y sea lo que sea, ya se ha convertido en un filme que debería pertenecer a la referencia colectiva no sólo española, sino de toda aquella persona que aprecia el arte, desde la pintura hasta el cine.
© Imagen de cabecera: Fotograma obtenido del filme “El fantasma de la Quinta”
