Emilia Pérez
Jacques Audiard es un cineasta bastante ecléctico, lo mismo te filma un dramón como “De óxido y hueso”, un western como “Los hermanos Sisters” y hasta una serie como “Oficina de infiltrados”. Lo que sí queda claro en su discurso es que siempre vuelve al cine social, por eso ahora “Emilia Pérez” es como la cúspide de esa crítica.
Sobre cualificada e infravalorada, Rita es una abogada de un gran bufete que un día recibe una oferta inesperada: ayudar al temido jefe de un cartel a retirarse de su negocio y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que él siempre ha soñado ser.
En Cannes deslumbró y realmente es de esas ideas originales que tanta falta hacen en el cine actual. Un filme musical donde Audiard habla sobre la identidad, la violencia y reivindica al colectivo trans.
“Emilia Pérez” no es otra historia de narcos, asesinato, sangre y violencia, al contrario es rara y durante sus casi 3 horas después que nos acostumbramos a los números musicales solo queda dejarse llevar. A destacar el diseño de producción, montaje y edición y la banda sonora de Paul Guilhaume.
No recuerdo una Palma para tres actrices. Karla Sofía Gascón tiene un primer momento como Manitas del Monte que es donde más alcanza lo histriónico, luego ya en la transición me ocurre lo mismo que con otras actrices trans, siento que solo se interpretan a ellas mismas. Zoe Saldaña una vez más demostrando lo gran actriz que ha sido siempre, ahora cantando, bailando y hablando en español. El caso de Selena Gomez es como Lady Gaga en el “Joker 2”, se necesitaba una cantante, famosa y con seguidores para poder llegar a un grupo determinado.
“Emilia Pérez” tiene todo lo que gusta a la Academia, era lógico que Francia la enviara a competir por la estatuilla. Hay que verla porque pocas cintas tienen esa mezcla de denuncia tan increíble.