Ana y el apocalipsis
Un año más, las Navidad ha llegado a todos los rincones. Una época de aparente felicidad, de reuniones con gente a la que uno quiere, de grandes comidas y regalos. Al mismo tiempo, una época del año que se ha plasmado de varias formas en la ficción y que no creo equivocarme si digo que cada uno tiene su película navideña como una tradición más. Hoy ese catálogo donde escoger cintas navideñas podría ampliarse.
La pequeña localidad de Little Haven se ve amenazada por una horda de zombies durante las fiestas navideñas, por lo que Ana y sus amigos deberán enfrentarse a los muertos vivientes a ritmo de canciones mientras tratan de llegar a la escuela, el único lugar supuestamente seguro.
Como adelantaba, son varios los géneros que se han atrevido a contar historias con un trasfondo navideño: Acción, comedia, comedia romántica, fantasía, drama, musicales incluso terror, por mencionar algunos. Sin embargo, el añadir zombies, que se trate de una película musical, que se enfoque más hacia el apartado cómico y que encima funcione es algo novedoso y meritorio.
Una de sus grandes bazas es jugar con las referencias de otras películas de zombies sin perder su propia identidad. Algunos de los más claros homenajes son Zombies Party en varias escenas (en especial una que consiste en un número musical recorriendo la calle), a la filmografía más clásica de George A. Romero con las muertes más sangrientas a manos de los muertos vivientes y su sátira (en este caso sobre la sociedad y la tecnología) o incluso una pareja zombie que puede recordar a Braindead. Pero la cinta no se limita a calcar lo visto en estos filmes, sino a darles su propio enfoque dentro del pequeño universo que crea mediante números musicales.
Lo que me lleva a comentar su otro fuerte: La música. A ritmo de canciones pop-rock y algunas con una clara influencia retro, a los protagonistas les da tiempo a expresar sus anhelos, a actuar en la función anual de la escuela, a animarse a cambiar el rumbo de sus vidas y a matar zombies con una facilidad pasmosa. Por si fuera poco, las letras de las canciones acentúan más el tono cómico de la cinta, actúan como un augurio sobre lo que va a suceder (Hollywood Ending es un perfecto ejemplo de ello) o engrandecen lo que sucede en las escenas. Muy ligado a esto último tiene que ver que los protagonistas al ser adolescentes hagan multitud de referencias a la cultura pop que funcionan como anillo al dedo, tanto para las canciones como para los diálogos.
En cuanto a los personajes, si bien no se esconde en ningún momento que puedan ser estereotipos, con un breve intercambio de palabras y con una canción exteriorizando sus deseos basta para conocerlos. Ana es la chica que está deseando salir del pueblo para recorrer mundo, John el mejor amigo de Ana que se pasa de buena persona, Nick el típico chico popular del colegio que se cree mejor de lo que es, Steph como la aspirante a periodista altruista y Mister Savage el tiránico director de la escuela. Pero pese a que los personajes sean clichés y los actores los interpreten con el mejor de sus entusiasmos, el guion consigue sorprender. Si se tiene en mente un esquema concreto sobre como debería ser el destino de cada personaje dependiendo de su personalidad, quizá más de uno se pueda llevar una sorpresa.
Por el contrario, la película comienza muy bien y al final no termina de estar del todo en concordancia con el tono, pues de cara al final optan por un tono más dramático que en mi opinión, no acaba de funcionar y deja con cierto regusto amargo pensando que hubiese sido mejor ir por el camino de la comedia pura y dura. Por todo lo demás, es maravilloso tener una nueva adquisición navideña de terror musical que, por mi parte, será una doble sesión fantástica con Pesadilla antes de Navidad y una adición digna de mención a la lista de musicales para Halloween.
