El día de la bestia
Que sí. Que esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, y que ¡Qué bello es vivir! y Love Actually son dos peliculones la mar de recomendables en estas fechas de repartir paz y amor vía redes sociales. Pero qué queréis que os diga. Si me dejaran organizar un maratón navideño en la tele, yo empezaría por Gremlins con el café y los polvorones de la sobremesa, seguiría con John McClane repartiendo cariño en La jungla de Cristal acompañado de una copita de fino y un buen platito de jamón en la recena y acabaría la noche brindando con anís del mono y mi película favorita de Álex de la Iglesia, que para eso incluye lucecitas de colores y un portal de belén alternativo.
Ya os lo dije en mi reseña de Perfectos Desconocidos, el director vasco es uno de mis tótems cinéfilos, y no podía dejar pasar esta ocasión para recomendaros esta terrorífica comedia bizarra y gamberra, cuyos personajes (al igual que el propio Álex de la Iglesia), rezuman una extraña ternura y la loca valentía de enfrentarse a todo lo establecido sin pensar demasiado en las consecuencias.
El día de la bestia está protagonizada por el Padre Ángel (un genial Álex Angulo), un sacerdote vasco que llega a la conclusión de que el Anticristo va a nacer en Madrid en Nochebuena, y que trata por todos los medios de evitar el Apocalipsis con la ayuda de Jose María, un fanático del Death Metal (Santiago Segura en estado de gracia mítica) y el mediático Profesor Cavan, una suerte de ocultista fraudulento que presenta un popular programa de televisión (Armando de Razza). Obviamente, lo de librarse del niño Satán y de su padre no va a ser tarea sencilla, y nuestro trío de antihéroes se verá inmerso en situaciones llenas de peligro y terror, aunque siempre bajo el oscuro prisma del humor de Álex de la Iglesia.
Aparte de los ya mencionados, De la Iglesia supo rodearse de un elenco de secundarios de lujo que incluyen a Jaime Blanch, Nathalie Seseña, y sobre todo, a la que siempre será mi actriz española de referencia, la gran Terele Pávez (siempre con esa capacidad de elevar el nivel de cualquiera de sus trabajos, ya fuera en un papel protagonista, secundario o de reparto), aquí en el rol de Rosario, la autoritaria madre de Jose María. También son reseñables los cameos de El Gran Wyoming y de Def con Dos (como el grupo “Satánnica”).
El director nos lleva de la mano por un Madrid oscuro a pesar de los adornos navideños y las luces de colores, que bien podría ser el paisaje de fondo de cualquiera de los cómics de Frank Miller, y nos invita a ver el reverso “maléfico” de iconos como las torres KIO o el mítico cartel luminoso de Schweppes en Gran Vía, pero también de personajes normalmente considerados “de bien”, descubriéndonos los peligros del fanatismo religioso, el conformismo, la telebasura y la xenofobia (encarnados en los propios protagonistas además de en los villanos). La producción y la fotografía, de una factura excelente, e incluso los efectos especiales (que no han envejecido nada mal teniendo en cuenta que ya van casi 25 años desde su rodaje en 1995), favorecen que nos sumerjamos en esa atmósfera sombría y perversa en continuo contraste con la comicidad que destilan las desventuras de nuestros protagonistas.
Lo confieso, a mí me va más John Williams dirigiendo una buena filarmónica, pero los fans del genero metal estuvieron de enhorabuena con una selección de temas de corte cañero y satánico que conformaron la banda sonora de la película. Vale, que no es para que se la pongas a tus sobrinos mientras adornáis el árbol de Navidad, pero al filme le va de perlas, y acompaña y hace brillar aún más si cabe cada escena.
En fin, que hoy será día (o más bien noche) de cenar en familia y cantar villancicos, pero no olvidéis que en el buen cine navideño hay también lugar para los ángeles caídos.