Creepshow
Un legado es alargado e inmortal si tu nombre va asociado directamente a algo y es inseparable. El nombre de George A. Romero considerado a todas luces el padre de los zombis en el séptimo arte es un gran ejemplo de lo que supone tener un legado. Y aunque ese recuerdo tienda a centrarse en unas películas muy concretas si el nombre es indivisible de los muertos vivientes, si uno se dedica a echar un vistazo a su filmografía descubrirá que hay cosas interesantes más allá de los zombis, y algunas igual de míticas y enquistadas en la cultura popular como la película que vengo a comentar hoy.
A través de las páginas de un cómic que un furioso padre le arrebata a su hijo y tira a la basura por su contenido inapropiado, se narran cinco historias de terror.
Se puede hablar de legado de forma individual, pero cuando varios nombres reconocibles del terror se juntan para crear algo la sinergia es incluso mejor. Si por un lado tenemos la experiencia de Romero como director y su sátira sobre la sociedad bien presente en todas las escenas, el hecho de que las historias estén creadas por el mismísimo Stephen King (quien también hace acto de aparición como actor en un segmento) le da incluso más valor al conjunto y pone más de manifiesto que tanto director como escritor entienden perfectamente las bases del terror y juegan con él para hacer de la antología algo crítico, aterrador y a la vez muy divertido, convirtiéndola en una opción para casi todos los paladares en una noche de Halloween.
Pero no hay que perder de vista el homenaje principal, que no es otro que EC Comics, una editorial dedicada a la publicación de historietas pulp que debido a la presión del sector más conservador de Estados Unidos se vio obligada a cerrar sus puertas en la década de 1950. Pese a los intentos por censurar el contenido, el legado de esta editorial estuvo más vivo que nunca un par de décadas después gracias a la serie Historias de la cripta y con la figura del guardián de la cripta, y por supuesto con la propia Creepshow. De hecho, los homenajes de Romero y King son claros desde el principio por como el padre del niño le arrebata el cómic al considerarlo no apto para su edad poniendo el grito en el cielo como si a diario un niño no fuese testigo de situaciones peores de las que encuentra entre los cómics, como la figura del guardián es la que va guiando a través de las páginas al espectador entre una historia y otra, como a lo largo de la película no se pierde de vista que el formato es el de un cómic con sus alusiones a las viñetas y como toque final, la influencia del giallo con esos tonos rojos tan saturados cuando llega el momento más violento mezclado con esa comicidad tan inherente a la clase de producto serie B dignísimo que se presenta.
Como en toda antología, hay historias que sobresalen más que otras, por mucho que al final todas tengan su pequeño granito de arena que aportar y normalmente estén conectadas por un hilo. En lo personal mis historias preferidas son El día del padre y La invasión de las cucarachas, justo la primera y la última historia de la cinta, pues a mi parecer son las que mejor conjuran esa combinación entre la comedia más camp, lo lúdico que puede tener una buena historia corta de terror, la capacidad que tienen para generar imágenes que se quedan enquistadas en la retina y porque la duración de ambas no se siente ni excesivamente corta ni alargada, sino que tienen la duración adecuada. También me gustaría destacar muy positivamente La solitaria muerte de Jordy Verrill por lo sencillo pero a la vez increíblemente efectivo que tiene sus planteamiento. A destacar también el magnifico trabajo de Tom Savini como el responsable de maquillaje, pues solo un veterano como él podía dar unos resultados tan grotescos y prácticos que harían retorcerse hasta al más intrépido.
En líneas generales, si para las fechas cercanas a Halloween el cuerpo pide algo entretenido, sin muchas pretensiones pero que al mismo tiempo sepa tocar todas las teclas adecuadas del terror para pasar un buen rato, aquí encuentra una muy buena elección.
