En 2017, Christopher Landon presentaba Feliz día de tu muerte. Un par de años después llegaría una continuación que ampliaba con bastante acierto los conceptos de la primera película. Ambas cintas con un concepto ¿y si? tan sencillo, pero a la vez tan efectivo y divertido supusieron una pequeña bocanada de aire fresco al slasher. Y parece que le ha cogido el gusto a aplicar elementos de ciencia ficción y comedia e introducirlos en este subgénero del terror, nuevamente con muy buenos resultados. Os hablo de Este cuerpo me sienta de muerte (Freaky).
Millie Kressler es una adolescente corriente que trata de sobrevivir al instituto y a su nicho familiar como buenamente puede. Pero la calma de la ciudad se ve irrumpida por la presencia de un asesino en serie apodado El Carnicero. Dicho asesino trata de matar de Millie con una daga, sin darse cuenta de que su acto provocará que ambos intercambien cuerpos durante 24 horas.
La mejor virtud de la película es que desde el primer minuto no se toma en serio a sí misma. Resulta muy divertido contemplar cómo se va desenvolviendo la historia ante los ojos del espectador, pero resultan igualmente divertidos los homenajes y/o guiños al slasher, bien mediante las muertes de los personajes, las situaciones comunes del género o el discurso autoconsciente de los personajes. Pero a pesar del evidente tono desenfadado, se agradece que la cinta se tome su tiempo para presentar a Millie en su entorno, cómo son sus relaciones de familia, qué rol tiene ella dentro de su grupo de amigos, cómo se desenvuelve en el instituto o incluso la imagen que tiene ella de sí misma. De este modo, se añaden cierta pinceladas dramáticas que engrandecen el conjunto añadiendo drama familiar o incluso romance sin dejar de lado que lo principal es la comedia.
Una vez establecido el detonante de la trama, se dan situaciones muy divertidas herederas de las películas de intercambio de cuerpos. Solo que introducidas en el género de terror dan lugar a situaciones muy disparatadas e incluso hay alguna licencia para tratar con naturalidad los roles de género debido a la naturaleza tan distinta entre Millie y el asesino. Asimismo, es de agradecer que a la hora de hacer recuento de víctimas haya unas muertes más o menos memorables y con su buena dosis de sangre sin cortarse ni un pelo.
Para un filme de estas características es obligación que sus actores principales den la talla, algo que por suerte aquí se cumple con creces aunque salga más favorecida una de las partes. Katheryn Newton es la encargada de dar vida a Millie, y es divertido ver ese contraste entre chica corriente de instituto que más bien sería una chica que no destaca por nada en particular y chica más segura de sí misma con una apariencia un poco más atrevida gracias al intercambio. Pero sin duda el que merece todos los halagos es Vince Vaughn, quien está muy bien elegido como asesino enmascarado de pocas palabras y con un físico imponente, pero una vez producido el cambio también es capaz de clavar las inseguridades y dilemas de lo que supone ser una adolescente, desatando una vis cómica de sobra conocida.
En cuanto a los aspectos más deslucidos de la película sí le puede echar en cara que su segundo acto tiene algún bajón de ritmo considerable, que a pesar de la premisa tan juguetona la cinta podría haber sido incluso más divertida y gastarse más mala baba de la que finalmente se muestra, y que, aunque al final los personajes secundarios acaban teniendo momentos donde se les aprovecha bien podrían haber dado para mucho más. Pero al final la película da exactamente lo que promete, por lo que el rato entretenido sin pretensiones está asegurado.
