Gremlins
Siendo 24 de diciembre (al menos en el momento en el que se publica este post, pero es muy probable que lo leáis en otro momento) veo apropiado y casi necesario hablaros de la mítica película Gremlins. Seguramente la hayáis visto o como mínimo hayáis oído hablar de ella, pero lo que era un crimen perpetrado por estos malvados seres verdosos es que no con contara con su correspondiente crítica en Filmfilicos. Afortunadamente o no, estoy aquí para enmendarlo después de una breve sinopsis, por supuesto.
El estrafalario inventor Randall Peltzer (interpretado por Hoyt Axton) trae un inusual regalo de navidad para el amante de los animales que es su hijo Billy (Zach Galligan): un Mogwai. Esta extraña y graciosa criatura va suscrita a tres normas que han de cumplirse a rajatabla. La primera es que no debe de darle luces demasiado brillantes porque le afecta enormemente, la luz del sol llegaría a matarle. La segunda jamás darle de beber agua y mucho menos mojarlo. Y la última y más importante, nunca darle de comer después de medianoche. Incumplir cualquiera de ellas sería fatal y pondría en serio peligro a la gente de todo el pueblo donde viven, pero eso no tiene porqué pasar ¿verdad?
Su apartado visual es muy bueno teniendo en cuenta la década que data y que no se usa muchas prácticas más allá de marionetas y maquillaje, costoso eso sí. Por su parte la banda sonora es magnífica. Solo el tema central, claramente reconocible a día de hoy y un éxito compuesto por Jerry Goldsmith. A ello se le suman un buen puñado de canciones relacionadas con la época que le van como anillo al dedo.
En el elenco no encontramos demasiadas caras conocibles, pero desde luego la mayoría está a la altura de sus interpretaciones. En la silla del director encontramos a Joe Dante, quien vuelve a deleitarnos con un largometraje de ciencia ficción, género en el que se mueve con soltura.
Cabe recalcar que no es el único estilo que aborda, pues la cinta coquetea con el terror (buena prueba de ello es el siniestro origen del odio a la Navidad de Kate) pero de una manera de lo más desenfadada. Y es que en muchos aspectos es de lo más divertida, consecuencia de no tomarse demasiado en serio a sí misma. Llega hasta tal punto en que hay momentos de verdadero humor absurdo en los que confieso que he soltado más de una carcajada.
Todo esto es enormemente meritorio, pues la premisa de la película es bien sencilla. Pero claro, con la gran baza que supone que los Mogwai y Gremlins sean tan carismáticos. De tal manera que solo ellos son aliciente más que suficiente para que el largometraje merezca verdaderamente la pena.
En definitiva, Gremlins es una divertidísima y terrorífica película ideal para revisionar en fechas navideñas, pues es un clásico instantáneo. También se puede ver en cualquier otro momento, claro está, pero en Navidad como que apetece más para desengrasar un poco de tanta fanfarria.
No importa que odies el aniversario de Washington o el día de Acción de Gracias, pero odias la Navidad y te tratan como si tuvieras lepra.