Esther en alguna parte

El último trimestre del año es trascendental para las grandes casas productoras ya que son las fechas en que, en teoría, las mejores películas se presentan en las salas de cine para competir por los premios Óscar y los Globos de Oro. Dejando a un lado los millones invertidos en efectos especiales, carísimas locaciones y actores con cotizaciones estratosféricas, hay un mundo de cine como yo lo llamaría “cine honesto”. Cine hecho para hacer arte y no dinero. En este gigantesco mundo del cine independiente nos encontramos con una producción cubana llamada “Esther en Alguna Parte”, historia que nos habla sobre un anciano formal, decente llamado Lino Catalá que, a un año de la muerte de su esposa, es visitado por un desconocido que se hace llamar Larry Pó. Este anciano se podría decir que se lleva la película por mucho, ya que es un estrafalario que inventa personalidades y que le dice a Lino que su difunta esposa tenía otra vida, que además de ser ama de casa, era cantante de boleros. Este encuentro de dos diferentes personalidades son la esencia del filme, pero, ¿Qué se puede esperar más que una comedia llena de diálogos simples y un guión que por momentos se torna tedioso y predecible? Se espera una comedia diferente a la acostumbrada, teniendo pasajes por las calles de Cuba y que esos dos viejos relatan de manera sobria, cada quien a su estilo y en el cual podemos disfrutar incluso que el decente Lino Catalá se acuesta con una prostituta.

Estamos hablando de una oda a la amistad y a la comedia clásica con actuaciones dignas de apreciarse para el nivel que suelen ser estos tipos de filmes, así como el de su dirección de cámaras y el mismo director de la película: Gerardo Chijona.

“Esther en Alguna Parte” nos adentra a las calles y al modo de ser de los cubanos. Se habla mucho de que si existe el amor a primera vista, pero, ¿Existirá la amistad a primera vista?.