Requisitos para ser una persona normal
Érase una vez una treintañera llamada María de las Montañas (Leticia Dolera) que no tenía trabajo, ni casa propia, ni pareja, ni aficiones, ni vida social, ni vida familiar, ni era feliz. Requisitos estos, a su parecer, imprescindibles para ser una persona normal. Porque si algo deseaba María de las Montañas por encima de cualquier otra cosa en este mundo, era ser normal.
Un buen día, a nuestra protagonista se le funde una bombilla y ni corta ni perezosa se dirige a Ikea (sí, a Ikea, el de verdad), el lugar de trabajo de su hermano Álex (Jordi Llodrá), a buscar una de recambio. Allí conoce a Borja (Manuel Burque), un hombretón pelirrojo con el que, por azares del destino, termina haciendo un pacto a lo Clarice Starling y Hannibal Lecter. Él la ayudará a cumplir su lista de requisitos, y ella lo ayudará a deshacerse de sus kilitos de más.
Ese será el punto de partida para una sucesión de situaciones “absurdas-pero-cuquis”, diálogos que de tan ocurrentes no parecen reales, canciones algo ñoñas en inglés y una estética digna de la mejor agenda de Mr. Wonderful. Sí, esa que incluye marcapáginas, pegatinas y hasta un muestrario de post-its. Sé de lo que os hablo, es la que uso en mi trabajo.
Y es que, lejos de lo que pueda dar a entender mi parrafada anterior, disfruté muchísimo de esta comedia romántica. Sobre todo, porque Leticia Dolera, cuando se pone a hacer algo, le echa corazón y ganas, lo mismo desmembrando poseídos vestida de novia a golpe de motosierra, que dirigiendo, guionizando y protagonizando una película que no tiene nada que envidiar a muchas otras del circuito independiente americano.
La actuación de Dolera como esta especie de Manic Pixie Dream Girl a la española acabó conquistándome. Prácticamente tres cuartos del metraje dependen de su punto de vista (con encuadres a otros personajes que simulan romper la cuarta pared pero que en realidad reflejan la imagen que tiene la protagonista de ellos), así como de sus opiniones o pensamientos (usando la voz en off o palabras escritas sobre la pantalla). De esa forma consigue hacernos cómplices directos de su alocada y utópica búsqueda de la felicidad.
Por su parte, Manuel Burque, con su corpulencia (que destaca aún más dada la menudez de su compañera), su acento gallego, sus camisas de leñador y la inocencia y candidez que desprende su interpretación, me resultó todo un robacorazones (y en ocasiones, un robaescenas).
Por otro lado, ese envoltorio de colorines, repostería casera y globos no debe llevarnos a engaño. Como en la vida real, la ópera prima de Dolera contiene también su ración de amargor, concentrado en la madre de la protagonista (Silvia Munt), y algo más diluido en los propios Borja y María, empeñados en disimular sus temores y sufrimiento con los que les rodean.
Definitivamente, el mensaje de esta película, que actualmente podemos encontrar en el catálogo de Filmin, la convierten en la opción perfecta para uno de esos días en los que lo único que te apetece es que alguien te demuestre que la vida es mucho más que una lista de objetivos a alcanzar, aunque esta sociedad se empeñe en decirnos lo contrario.
Requisitos para ser una persona normal fue una de las grandes triunfadoras del Festival de Cine de Málaga 2015, alzándose con los premios al mejor guión novel, fotografía y montaje.