Trap
M. Night Shyamalan ha estrenado Trap, otra cinta comercial y bastante poco interesante.
Un hombre y su hija adolescente asisten a un concierto de música pop. Pronto, el padre se da cuenta de que hay algo raro en el ambiente, y de que algo inquietante está sucediendo.
Los últimos títulos del indio Llaman a la puerta, Tiempo y Glass resultaron en historias predecibles, con malos personajes y ningún giro de guión, Trap no es la excepción. Toda la primera mitad es una alegoría a la enfermedad Taylor Swift, la generación Z y poco más. Ni tensión, ni atmósfera, ni suspenso. Shyamalan no me atrapa porque veo hacia donde van sus argumentos y eso ya me predispone.
Con los años ha perdido su sello, ha perdido ser original y se ha convertido en un director rentable en Hollywood y por tanto un mal realizador. Si durante ese concierto el director opta por las secuencias interminables de las canciones asumo que era porque no tenía para llenar el metraje pero ya eso le quita el ritmo a la historia. El segundo acto es aun peor, cuando ya salimos de ese espacio es como si no supiera como terminarla.
Josh Hartnett me confirma lo que se desde Pearl Harbor que no nació para esto, asumiendo que su personaje tuviera matices, el no le da intención, no perturba y tampoco confunde.
Trap no reivindica a su director y sigo pensando que no volveré a ver otra gran película de su mano.