Verdad o reto
Comentar el último éxito en taquilla de Blumhouse casi que se ha convertido en una costumbre cada cierto tiempo. De hecho, el pasado 2017 tuvieron no solo éxitos de público, sino también de crítica hasta el punto de lograr las nominaciones en los Oscars. Aunque la película de la toca hablar hoy es simple y llanamente algo mucho más cercano a la comedia que al terror y que no debería tratarse como nada más que un divertimento muy logrado.
Durante las vacaciones de primavera, un grupo de amigos universitarios va a pasar los días a México. Guiados por un misterioso chico, los amigos comienzan a jugar una inofensiva ronda de verdad o reto. Lo que no saben es que el juego se vuelve letal si uno de los participantes se niega a decir la verdad o incumple el reto mandado.
Quiero aclarar de antemano que la cinta está catalogada dentro del género de terror, pero al igual que ocurriese con Arrástrame al infierno, es una historia que hay que tomársela con todo el humor del mundo, porque si se toma en serio todo el conjunto se cae a pedazos. Aquí el incluirla dentro del terror puede estar más relacionado con el componente sobrenatural del film o por la forma de morir de los personajes, y no, la mueca que hacen los personajes cuando les toca enfrentarse al juego no se incluiría dentro del terror.
Es inevitable pensar en la saga Destino final con esta película. Ya no solo por ciertas muertes y la anticipación de estas, sino por el hecho de que haya un orden establecido y el humor (en este caso absurdo) que se gastan a lo largo de todo el metraje. Todo ello muy influenciado por el uso de móviles, ordenadores, redes sociales en la resolución de conflictos o como elementos orgánicos dentro de la historia. Al fin y al cabo, estamos hablando de adolescentes.
Y ya que ha salido el tema de los personajes, como todo buen slasher que se precie, sus personajes son clichés con patas: El chico cretino que solo se dedica a molestar a las chicas, el chico que pese a la fachada académica perfecta tiene negocios turbios entre manos, la chica con un trauma del pasado que todavía no ha superado o la chica que todas sus penas las resuelve con alcohol. Y la lista sigue con ejemplos más ilustrativos. Por no mencionar que al igual que sucedía en Eliminado, hay que hacer un salto de fe muy grande para creer que esas personas son amigos entre sí, ya que a la mínima oportunidad aprovechan para echarse las cosas en cara. Con amigos así los enemigos son innecesarios, especialmente en el caso de Liv y Markie.
El hecho de que en el guion estén involucradas muchas personas no es señal de buen augurio. Y efectivamente el guion no es el punto fuerte de la cinta, pues peca de demasiado sobreexplicativo y evidente. A pesar de ello, la película no se hace pesada y consigue por lo menos resultar entretenida durante su metraje. Sin embargo, sí he de decir que cuando se pone a indagar más en la mitología rompe un poco con el tono que habían presentado, pues se siente como un intento de darle seriedad al asunto, una seriedad que nadie a pedido.
No se trata de la obra maestra de Blumhouse, pero de vez en cuando se agradece que hagan películas que le regalen al público unas cuantas carcajadas.
