¿Pueden dos extraños llegar a enamorarse mientras esperan el metro sin llegar a decirse ni una sola palabra? Quizás enamorarse es decir demasiado, pero es posible que sí se llegue a una atracción física fuerte. Eso, al menos, es lo que ocurre en “El columpio”, el corto de Álvaro Fernández Armero, protagonizado por Coque Malla y Ariadna Gil, en uno de sus primeros papeles.
En “el columpio” se refleja perfectamente como no actuar en un momento determinado puede convertirse en una ocasión perdida. El miedo a ser rechazado paraliza a los dos protagonistas que intentan decir sin hablar, mediante lenguaje no verbal. Ninguno quiere articular palabra aunque ambos lo desean con todas sus fuerzas, pretendiendo que sea el otro el que actúe primero. Y toda esa multitud de sentimientos se expresa a través de un buenísimo guión en el que lo cómico tiene una gran importancia. Es necesaria una dosis de humor en este corto para que se entienda bien el perfil de los personajes y el mensaje de la historia: el miedo a actuar por evitar un rechazo o desilusión.
Este clásico del cine español que consiguió el Goya al mejor cortometraje en 1993, merece todos los honores recibidos. Se trata de una historia llena de sentimientos encontrados entre los dos protagonistas. Así, de la frustración y el aborrecimiento, se llega al amor y la pasión pasando por el romanticismo.
El columpio es uno de mis cortos preferidos porque, entre otras cosas, es capaz de retratar el perfil de los protagonistas en escasos minutos y nada parece artificial, lo cual es muy complicado. Es una historia que podríamos ver en cualquier metro de cualquier ciudad y no parecería extraño.
