Ghostland

Cuando tu nombre como director pasa a ser conocido gracias a una gran película, esa repercusión puede convertirse en un arma de doble filo. Por un lado, un mayor segmento del público puede interesarse por futuros proyectos, pero por otra parte, si esos proyectos no están a la altura la decepción puede ser grande. No es un sentimiento nuevo, simplemente el traerlo a coalición en la cinta de hoy era necesario.

Beth, su hermana Vera y su madre se mudan a la antigua casa de su difunta tía. Sin embargo, lo que parecía una noche normal de acostumbrarse a su nueva vivienda y desempacar maletas, pronto se verá truncada cuando unos extraños irrumpan en la casa.

Con esta sinopsis uno puede deducir que está ante un claro ejemplo de home invasion y acertaría de pleno. Pero también he de advertir que este es uno de esos casos en los que es mejor adentrarse en la película sabiendo lo menos posible, pues tiene más de lo que parece con un primer vistazo. Y normalmente las películas de este subgénero suelen tirar más hacia el suspense, pero aquí la historia va directa a generar más terror, empleando para ello una violencia a la que el director tiene acostumbrados a los más fieles y ya con esas primeras escenas haciendo referencias a Lovecraft y a Rob Zombie se deja entrever por donde van a ir los tiros.

Desde luego, toda esa atmósfera de terror está muy lograda gracias a una espléndida casa llena de habitaciones y rincones misteriosos (ayuda también en la casa haya muchas muñecas). También influye mucho que los extraños que llegan a la vivienda no tengan ninguna clase de motivación. Son simplemente unos sádicos que disfrutan con sus parafilias y sus torturas, y en ocasiones como esta la falta de justificación puede ser incluso más escalofriante que si se tuviesen motivos. Como añadido menor, es asimismo frecuente el empleo de jumpscares, algunos con mejor resultado que otros.

Del mismo modo que ya hiciera el director en Martyrs, nuevamente vuelve a poner a las mujeres en el eje de la acción. Esa dinámica entre hermanas es tan creíble tanto cuando son adolescentes como cuando son más adultas, además que se nota que todas las actrices se han dejado la piel y me atrevería decir que un poco de su cabeza en el set de rodaje. Y en lo personal querría resaltar a Crystal Reed como Beth, un personaje con unas maravillosas contraposiciones y que se ha convertido en mi revelación tras este film.

Sin embargo, todo lo bueno que tiene queda empañado por un defecto. Podría ser un defecto menor, algo insignificante, pero por desgracia se trata de algo que puede lastrar todo el conjunto. Y en este caso, el fallo es el giro argumental que tiene. Quizás es una concepción demasiado subjetiva, pero es sencillo de intuir y puede resultar algo tramposo, o más bien de relleno para conseguir la duración establecida para un largometraje. Lo peor es el giro llega a la mitad de la película, y a partir de ese punto el ritmo, así como el interés decaen a pesar de que queda mucho metraje. Bueno, y que a pesar del giro argumental se quiere volver a él, cuando es algo completamente innecesario.

En definitiva, se trata de una película de terror muy competente en el que su director demuestra su buen manejo tras las cámaras pero que este trabajo palidece en comparación con su cinta más conocida.