La muerte de Pinocho
Hohoho, feliz navidad y todas esas cosas. Por fin estamos llegando a los últimos días del año, un año en el que incluso las personas con escaso espíritu navideño estamos celebrando que se acaba el 2020 con villancicos y cotillón. Por eso, para el artículo de hoy he escogido una obra que se desarrolla el 25 de diciembre y en el que aparece un Papá Noel…peeeeero no esperéis algo típico de Navidad, con sobredosis de azúcar, fraternidad, felicidad y amor al prójimo. En este post navideño vengo a hablaros del cortometraje ‘La muerte de Pinocho’.
“Primero llega la mentira, luego la consciencia y, por último, la acción”
La muerte de Pinocho es un cortometraje de Carlos Rufete, producido por Contrafilms y Soul Productions, que se estrenó en 2016. Se trata de un thriller de suspense y drama con un mensaje potente sobre cómo sobreponerse al conformismo y cambiar el curso de nuestras vidas. Para ello, primero el protagonista tendrá que enfrentarse a la mentira, hacerse consciente de la realidad que lo rodea para, finalmente, pasar a la acción.
Sinopsis: Siel es un niño de unos 6 años de una familia humilde con un carácter soñador y que vive inmerso en la inocencia y una cómoda protección de sus padres. Pero, un 25 de diciembre, tras recibir la visita de Papá Noel, se convierte en testigo de una situación sórdida y traumática que rompe esa cómoda realidad basada en una gran mentira. El dolor, la ira y la frustración por este desengaño le acompañarán hasta su edad adulta en la que conseguirá el valor y las fuerzas para actuar y cambiar el curso de la historia.
En cuanto a las interpretaciones, encontramos a Joan Carles Suau y a Biel González en el papel de Siel adulto y Siel niño, respectivamente. Por su parte, Àlex Casanovas se pone en el papel de Papá Noel y del propio padre de familia. Cierra el reparto Mercè Pons como la madre de Siel. Personalmente, me ha parecido que los cuatro intérpretes realizan un gran trabajo dando la intensidad necesaria en cada momento.
En general el cortometraje está bien. Destaca la calidad de la dirección de fotografía de Marcos Martí, cuya cuidada iluminación impregna de tenebrismo y luz los rincones de la casa. Obviamente, no es la típica historia de navidad, pero yo creo que merece la pena algo diferente en estas fechas.
