The Conjuring: The Devil Made Me Do It
Otra visión de Expediente Warren: Obligado por el demonio, a cargo de Gretter, nuestra Cinéfila:
Michael Chaves (La Llorona, Billie Eilish: Bury a Friend) vuelve acercarse a la familia Warren, en la 8 entrega de una saga totalmente desgastada, esta vez con el título The Conjuring: The Devil Made Me Do It.
Ambientada en los años 80. Ed y Lorraine Warren deberán afrontar un nuevo caso que se presenta con un hombre, Arne Cheyne Johnson, que es acusado de asesinato tras haber sido poseído por un demonio.
Creo que es la más efectiva de ese universo, al menos su prólogo funciona muy bien. Quizás porque Chavez se ha apegado a la obra de Friedkin, hay mucho guiño a El exorcista original. La historia como en las anteriores ocasiones parte de un suceso real, algo que se encargan de recordarnos a lo largo de todo el filme. Un poco extensa para un material que con menos metraje se hubiera digerido con energía.
Película sobre posesiones, demonios, recurriendo a ratos a maquillaje de The walking dead y a efectos visuales que son irregulares. Supera a las anteriores porque sin provocar pánico en el espectador al menos lo mantiene en cierta medida sobresaltado, algo que no ocurre muy seguido en el cine de terror actual.
Nuevamente Vera Farmiga y Patrick Wilson en los roles principales, nunca les ha costado trabajo ponerse en la piel de los científicos, lo que no significa que sean grandes intérpretes.
Mientras aparezcan documentos sobre los parapsicólogos tendremos Conjuro para rato.