Alemania eligió para competir por el Oscar la película La semilla de la higuera sagrada o su título en inglés The seed of the sacred fig o su título original Danaye anjir-e moabad (y les fue bien, porque fue nominada), y que previamente fue estrenada en Cannes.
El juez de instrucción Iman se enfrenta a la paranoia en medio de los disturbios políticos de Teherán. Cuando su pistola desaparece, sospecha de su mujer y sus hijas, imponiendo medidas draconianas que tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan.
Todo lo que huele a Irán, a religión musulmana, siempre es sinónimo de adentrarnos en una cultura que desconocemos, de costumbres que ni siquiera le hallamos mucho sentido, precisamente porque no vivimos en ella. Si esta trama ocurriera en Europa, Asia o EE.UU. no tendría sentido ni conflicto, pero en Irán todo es bien diferente.
La primera parte de la película se recrea en la representación de la familia, de los roles de cada uno pero sobre todo en la figura de la mujer, como objeto. El hombre dispone y ella simplemente obedece, no importa si es tu hermana, tu hija, tu esposa, la ley es pareja.
Cuando se expone el conflicto central el filme da un giro inesperado y vemos como Mohammad Rasoulof su director toma lo de mejor del cine de Asghar Farhadi y lo transpola a su cámara. Rasoulof tiene prohibido salir de Irán desde 2017. Cumplió condena en la cárcel entre julio de 2022 y febrero de 2023, y fue liberado anticipadamente debido a la amnistía general para miles de presos en Irán tras las protestas generalizadas.
The seed of the sacred fig denuncia, critica y con toda la frialdad que caracteriza a ese cine demuestra que son precisamente los artistas los que hablan de cambio.
En los roles principales Soheila Golestani, Setareh Maleki, Missagh Zareh y Mahsa Rostami, hacen un trabajo sobresaliente tanto a nivel coral como individual.Impresionante, devastadora y bastante desasosegante , The seed of the sacred fig es el resultado de unas creencias, machismo y xenofobia que no se erradicarán jamás.
