La princesa y el guerrero
En lo personal todas las historias que tengan un especial foco en el destino o los llamados encuentros casuales que desembocan en algo mucho más grande tienen una idea muy atractiva. A lo largo de su carrera, Tom Tykwer parece haberse centrado en este tema gracias a maravillas como Corre Lola, corre o El atlas de las nubes. Con esta película, ese mismo tema estaba ahí, pero la forma que tiene el devenir de la historia la pone muy lejos de esas obras maestras.
Sissi es una enfermera en un hospital psiquiátrico, por lo que aparte de su trabajo no tiene mucha vida fuera. A raíz de un accidente, su camino se cruza con el de Bodo, un ex militar convertido en delincuente de poca monta. Tras el accidente, Sissi vuelve a su vida normal, pero no puede quitarse de la cabeza a Bodo, por lo que emprende una búsqueda para encontrarlo sin saber siquiera su nombre.
A base del viaje que hace una carta desde una misteriosa casa situada en la cima de un acantilado hasta el lugar de trabajo de Sissi, los engranajes de la cinta comienzan dejando muy buen sabor de boca. Tykwer sabe introducir de forma individual a sus dos protagonistas con la rutina de su día a día, pequeños gestos de su personalidad que dicen mucho de ellos y un trabajo de cámara con mucha personalidad en el caso de Bodo. Después del fatídico encuentro entre ambos, las piezas parece que van adecuándose para formar un puzle satisfactorio. Pero a partir de ese punto de giro es donde salen a la luz algunos de los defectos más sangrantes del filme que pueden costar la atención y el interés de los espectadores: Una conveniencia de los acontecimientos pasmosa, una suspensión de la credibilidad como pocas y unos diálogos, especialmente los de Sissi, que podrían estar firmados por Shyamalan en su peor momento.
Por si eso fuera poco, en el segundo acto parece que Tykwer quiere abarcar con la película demasiado, haciendo que el resultado final se sienta alargado en exceso y que el espectador se cuestione cuál era la necesidad de introducir esto. Toda la trama que tiene lugar en el banco, pese a que anteriormente se podían haber dado pistas, se siente como un mero trámite para acercar más a los protagonistas entre ellos. Pero he aquí otro problema, y es que las motivaciones de los protagonistas no terminan de estar bien dibujadas. Quizás en el caso de Bodo esto no es del todo cierto, pues a través de su hermano su objetivo se vislumbra en el horizonte. Sin embargo, no sucede lo mismo con Sissi. Después de su encuentro con Bodo hay un pequeño cambio, pero nunca llega a ser explícito cuál es el cambio que se ha producido en ella, por lo que su propósito u objetivo no queda claro, solo es mediante la intuición y su afán de volver a encontrar a Bodo a toda costa cuando queda determinado, pero para eso hay que aventurarse en el segundo acto y tener mucha paciencia.
Suele decirse que quien mucho abarca poco aprieta y esta película es un buen ejemplo de ese refrán. Su segundo arco contiene multitud de tramas y subtramas que se multiplican como conejos y que para un impacto emocional más fuerte, sobre todo de cara al final, hubiese sido mejor centrarse únicamente en una trama exclusiva que pretendiese comprender el nexo entre Sissi y Bodo. De cualquier modo, más narrativo lineal, jugando con la línea temporal, incluso de forma más artística donde primasen las metáforas y lo simbólico como sucede en el alargado epílogo. Pero para cuando llega ese epílogo, estirado de más y toda la carga dramática explota, se siente como un intento tardío de cerrar todo lo que se había empezado, y que la carga simbólica es otro intento más de Tykwer de abarcar más.
A pesar de todo ese revoltijo de tramas, considero que tanto Franka Potente como Sissi y Benno Fürmann como Bodo dentro sus circunstancias particulares resultan creíbles en sus roles. La primera como esa enfermera tierna pero solitaria, inocente a más no poder rozando la bobería en ocasiones y él como ese ex-soldado que acarrea un profundo trauma personal y que se refleja de manera perpetua en sus ojos, siendo además de los dos quien más interesante dualidad presenta.
Sobre el papel sonaba como una idea interesante sobre los temas habituales de su director, pero a la hora de la verdad esas ideas caen en saco roto y las ambiciones acaban por ahogar el conjunto.