El Sr. Wakefield
A veces la vida nos sobrepasa y seguro que en más de una ocasión hemos pensado que sería bueno poner una pausa y escaparnos por un momento, lejos de las preocupaciones y miedos que nos aquejan. Pues esta es parte de la premisa que plantea El Sr. Wakefield (2016), protagonizada por Bryan Cranston, que por sí mismo ya es un gancho para llamar la atención y aquí les platico qué tal me pareció.
El Sr. Wakefield, es un exitoso abogado con una vida rutinaria y monótona. Tras un apagón en el tren después del trabajo, reflexiona sobre su vida y la cotidianeidad en la que está envuelto. después de volver a casa caminando, agotado y sin mucha motivación, se encuentra con un mapache que roba su basura y al intentar desquitar su frustración con él y perseguirlo, termina ingresando al ático de su cochera y encuentra que es un lugar tranquilo, aislado y que le permite observar su casa sin ser descubierto, por lo que decide quedarse ahí a ver cómo su familia sufre su extraña desaparición.
Es difícil criticar el trabajo de un actor del tamaño de Bryan Cranston, pues en realidad el hombre tiene una capacidad genial para transmitir infinidad de cosas, sin embargo, debo decir que en esta película se siente más bien desperdiciado, pues no está a la altura de sus personajes más icónicos. El monólogo interno que guía toda la película, sumado al uso excesivo de la voz en off, limita la capacidad de Cranston para dar una actuación más expresiva. Si bien su presencia en pantalla es indiscutible, la película se siente más como una introspectiva narrada que como una historia que realmente nos conecte con el personaje.
Aunque la película tiene frases interesantes que invitan a la reflexión, tampoco es un tratado filosófico y cuando se aprecian en conjunto parecen no tener un rumbo determinado. Más que un hombre en busca de descanso, el Sr. Wakefield se convierte en una figura algo antagónica, un hombre egoísta que, en su intento de desconectar, deja a su familia en una situación aún más difícil. Pero justamente, considero que esa es la intención, porque el hartazgo, el fastidio que lo lleva a esa situación viene de sus propias decisiones, de su personalidad, del entorno que él mismo construyó y ese es el mensaje, uno no puede escapar de sí mismo.
Si algo se puede destacar es que Cranston, aún aparentemente callado llena la pantalla, la construcción del ambiente en el que se desarrolla y la sensación que le da al espectador de ser un espía, funcionan muy bien. Además, posee algunos momentos interesantes que, aunque no sea la mejor de las películas hace que te quedes hasta el final y, de manera algo rebuscada, sí conectes con ese deseo de parar por un momento.