Broker
Con el paso de los años Koreeda se ha convertido en uno de los principales exponentes del cine independiente originario de Japón. Su nombre es sinónimo de festivales y dependiendo de la suerte sus trabajos más recientes llegan a premios prestigiosos como los Oscar. Para esta ocasión, lo más llamativo de su propuesta era el cambio de Japón por Corea del Sur, su archiconocido reparto y una sinopsis que desde luego no deja indiferente. Os hablo de Broker.
Una lluviosa noche Moon So-young abandona a su bebé a las puertas de la iglesia con la buena o la mala fortuna de que una pareja de hombres toma al bebé con el fin de revenderlo a padres que estén dispuestos a pagar una generosa suma de dinero. Moon So-young se arrepiente de su decisión y vuelve a la iglesia a por el niño sólo para descubrir el negocio ilegal de los susodichos. Sin embargo, decide unirse a ellos en un inesperado viaje para encontrar a los que ella considera que pueden ser los futuros padres más aptos para su bebé.
El cambio de un país a otro no es mero capricho de las circunstancias de Broker. La filmografía de Koreeda se caracteriza por ser algo más sosegada, tomándose su tiempo para dejar que la auténtica trama se vaya abriendo camino en escenarios mundanos, con una sencillez apabullante en los pequeños detalles que acaba resultando reconfortante, equilibrando temas serios con ligeras dosis de comedia y centrándose en la familia y sus complicaciones. Una huella que también está presente aquí, pero que también se aprovecha de esa característica tan intrínseca del cine coreano que es el baile de géneros de forma inesperada y huye de lo fácil argumentalmente hablando. Y es que nadie podía haber previsto que un roadtrip entre personajes tan distintos entre ellos con un primer vistazo, con un trasfondo tan espinoso y con tanto flecos abiertos pudiese ser tan gratificante de contemplar como un pequeño trozo de la vida misma.
Tal y como ocurre en la vida real, los matices y las circunstancias son una parte fundamental de las personas. Hubiese sido muy fácil que a la primera de cambio el director y guionista nipón se dedicase a juzgar y mirar por encima del hombro a sus personajes en base al maniqueísmo. Pero como suele decirse, la paciencia es la madre de las ciencias y la perspectiva de los personajes se va moldeando a medida que Broker avanza, otorgándoles más aristas y haciéndolos mucho más grises cuando tal vez la primera impresión no había sido tan positiva, por lo que es al final el espectador quien puede crear sus propios juicios de valor en torno a ellos. Con todas estas imperfecciones, improbabilidades del destino y situaciones que podrían calificarse de rocambolescas, se va formando un vínculo entre este grupo de personas marginadas donde ese viaje por carretera a través de Corea del Sur que de otro modo no hubiese sido posible y que acaba funcionando, de modo que ellos son más vulnerables y se exponen por completo, conformando retratos puramente humanos con unas capas asombrosas al desdoblarse.
Porque al final del día esa mezcla muy marcada de comedia y drama propia de la filmografía de Koreeda como de ese jugueteo inesperado de géneros del cine surcoreano es una mera excusa para hablar abiertamente del significado de la familia. Y no la familia como ese núcleo cerrado donde la comprenden un determinado número de personas, sino de un concepto más amplio. El cómo las decisiones tomadas cuando uno es joven pueden tener repercusiones o rencores en la edad adulta, el estar contra la espada y la pared a la hora de tomar decisiones difíciles en base a qué dirá la sociedad, la manera en la que cada uno afronta las cartas que le ha tocado jugar en la vida, la capacidad de cada uno para aceptar y otorgar el perdón y como las circunstancias dependen del prisma con el que se mire, demostrando que el gris es mucho más común que el blanco y el negro.
De entre todo ese grupo de improbables perdedores y gente de reprobables (o no) decisiones en la vida, encontramos a un elenco perfectamente seleccionado, cuyas interpretaciones y veteranía sobre el terreno hace que sus personajes resulten mucho más creíbles, moviéndose con fluidez a través de la comedia y el drama, las situaciones más mundanas y manteniendo un control adecuado sobre la historia. Y para quien escribe estas líneas quien mejor representa todo ese complejo compendio de emociones, aristas y grises morales y ofrece la mejor actuación no es otra que Lee Ji-Eun frente a todo ese grandioso elenco.
En resumen, Broker es la sinergia perfecta entre dos formas muy particulares de hacer y entender el cine, y que gracias a esa sinergia surgen unos personajes que también brillan por sus contrastes y su improbable pero gratificante encuentro.