Dexter

Se acabó Dexter, tras 8 temporadas intensísimas donde los largos capítulos pasaban volando, se acabó… y es una pena, se echará de menos al personaje de Dexter Morgan y ahí comienza la grandeza de esta serie y uno de sus puntos fuertes, ¿cómo consiguieron que le cogiéramos cariño a un psicópata frio y calculador como es Dexter? Responder a esta pregunta no es una tarea sencilla.

Como suelo hacer cuando hablo de alguna serie, no entraré en demasiados detalles sobre el argumento, basta con saber que Dexter trata sobre un psicópata asesino encarnado por el actor Michael C. Hall que consigue convivir en la sociedad, gracias al código que le enseñó su padre antes de morir. Y no solo convive sino que está en una buena posición: tiene un buen trabajo como forense especializado en salpicaduras de sangre, tiene amigos y una buena fama de cara a la gente que le rodea. Pero lo que hace emocionante a la serie es la doble vida que lleva el personaje, cuando le brota su oscuro pasajero y siente la necesidad de matar, aunque siempre persigue a delincuentes confirmados, normalmente esa cara lúgubre es la que le lleva a juntarse con los personajes más interesantes.

La serie fue creada por James Manos Jr. y su primera temporada se basa en el libro “Darkly dreaming Dexter”, de Jeff Lindsay , el resto de temporadas, aún siguiendo con el mismo personaje se basan en historias de Stephen R. Pastore , la cadena original de emisión fue Showtime y está ambientada en Miami. Y ni su cabecera tiene desperdicio:

La serie tiene una larga retahíla de características que la hacen excepcional, consiguiendo aumentar la audiencia incluso en su séptima temporada, a nivel técnico consigue una fotografía genial, unos ángulos de cámara que te dejan con la boca abierta; el ritmo es genial, donde sientes que durante un capitulo de casi una hora aunque parezca que no ha sucedido nada, la cantidad de información nueva que aportan es grande, pasando los minutos volando y los últimos instantes crean tanta tensión que te obligan a desear que llegue pronto el siguiente capítulo, incluso la intensidad va aumentando conforme se acerca el final de temporada, haciendo que los últimos capítulos sean frenéticos y delirantes convirtiéndose en un gozo para el espectador ávido de emociones fuertes.

Otro punto destacable son sus personajes, y el brillante reparto que los encarna. La lista es larga y no terminaría con ella pero hay que decir que hasta la pieza más pequeña es importante y los ‘villanos’ a los que tiene que enfrentarse Dexter, que son muchos, son siempre muy interesantes y llenos de teclas. Pero para mí si un personaje ha destacado sobremanera, al cual se le ve claramente su evolución a lo largo de la serie, casi apoderándose de ella, es el de Debra, la hermana de Dexter interpretada por Jennifer Carpenter, que terminó chiflándome, incluso cuando la serie pudo empezar a flaquear para muchos, gracias a ella, a su carisma, su inteligencia, su agresividad, su forma de hablar tan directa, llena de tacos y esa sensibilidad que siempre escondía consiguió que no me desenganchara ni por un segundo de la trama.

En definitiva, la serie es muy muy buena, un gran guion, grandes interpretaciones, una técnica brillante y un ritmo genial, todo esto consiguió que la serie mantuviera un nivel alto en sus 8 temporadas y a nivel personal me han hecho disfrutar de lo lindo, por eso recomiendo la serie a todas aquellas personas que disfrutan de las emociones fuertes, de las tramas intrincadas y de puntos de vista diferentes de la vida, porque no solo consiguieron que cogiera cariño al personaje de Dexter, sino que muchas veces le daba la razón y compartía sus reflexiones psicópatas… no asustaros, no significa que tenga deseos de matar… todavía.