El extraño
Dado que el ánimo de las últimas semanas persiste, las ganas de saldar deudas pendientes (siempre con la variedad de por medio y con la perspectiva de disponer de algo más de tiempo libre) son más fuertes que nunca, por lo que la película de hoy ha sido una perfecta alineación de astros a lo que estaba buscando. Es El extraño.
Gokseong es un pequeño y tranquilo pueblo situado en las montañas de Corea del Sur. Pero de repente se ve sacudido por unos misteriosos y brutales asesinatos que la Policía parece incapaz de resolver. Sin embargo, los rumores en el pueblo apuntan a un anciano japonés que vive recluido en el bosque y será tarea de Jong-gu, uno de los agentes de policía, averiguar si el enigmático anciano es el culpable antes de que sea demasiado tarde.
Como viene siendo habitual en el cine surcoreano, la incursión y fusión de diferentes géneros y tonos por imposibles que parezcan funcionan muy bien en un contexto concreto. De este modo, la historia comienza con evidentes signos de estar ante un thriller, uno muy oscuro y violento, pero thriller policíaco al fin y al cabo, para dar paso a un drama relacionado con la familia (aunque nada edulcorado) y terminar desembocando en una película de puro terror, no sin antes haber tenido una malgama de varios momentos dramáticos muy potentes, así como de otros más cómicos, ya sea por una comedia buscada o por situaciones que lo producen involuntariamente. Y resulta llamativo como al final todos los elementos del terror siendo tan distintos entre sí convergen de forma más que convincente.
Pero las virtudes de la cinta no se limitan a su mezcla de géneros. Además de poner el foco en ciertos temas socioculturales como el honor, la vergüenza, la relación que mantiene el país con Japón, el machismo tan arraigado en la sociedad surcoreana o el rol que debe seguir cada miembro dentro del núcleo familiar, visualmente se juega mucho con las leyendas y mitología de la zona en relación con lo sobrenatural, creando ese contraste entre el pueblo tan sencillo y gris y un bosque que cuanto más se adentra uno en él, más siniestro se vuelve. Resaltar que en ese contraste el director Na Hong-ji desde casi el minuto uno no se corta ni un pelo en mostrar escenas grotescas manteniendo siempre una fotografía impecable.
A pesar de su duración, posee un ritmo lo suficientemente ágil para mantener al espectador atento ante los reveses, eso y el hecho de haya que poner los cinco sentidos prestando atención para asimilar lo que cuentan las imágenes, pues muchas contienen la suficiente información, pero no es hasta el final que todo adquiere sentido por sí solo. Los ya mencionados cambios de género o de tono también contribuyen a que el espectador permanezca atento, así como los giros de guion que se prolongan hasta el último momento y que hacen que el público cuestione si lo que creía saber era cierto o por el contrario algún que otro personaje tenía otras intenciones.
Y respecto a los personajes, la mayoría resultan muy creíbles con sus respectivos papeles, aunque a veces se tienda a la sobreactuación o a algunas reacciones que no resultan del todo creíbles, pero eso nuevamente puede estar relacionado con los cambios de ton. Destacarían Kwak Do-won como Jong-gu, el torpe policía protagonista que se ve envuelto en un lío mucho más grande que él y Kim Hwan-hee como Hyo-jin, la hija pequeña de Jong-gu que pasa por una transformación de la que es mejor no revelar mucho.
El único gran defecto que personalmente le puedo encontrar tiene que ver con su duración. Es cierto que en general el ritmo no se hace pesado y todo tiene su lógica dentro del contexto planteado, pero al final se siente que la película está alargada de más y que se podría haber contado lo mismo recortando un poco más de metraje.