El Imperio de la Luz
De vez en cuando, la vida nos pone en cartelera a algún director entusiasta y enamoradísimo del cine que no puede controlar su ansiedad por hablarnos de su gran amor y termina por hacer una película sobre el cine. Justamente, Sam Mendes nos ha querido relatar sus sentimientos y emociones por el séptimo arte en “El Imperio de la Luz, 2022” y les vengo a platicar qué me ha parecido.
Hilary (Olivia Colman) es una mujer madura, que intenta sobrellevar sus problemas mentales mientras trabaja en un antiguo cine como supervisora. Su rutina se rompe cuando al lugar entra a trabajar el joven Stephen (Michael Ward) quien llegará darle una nueva visión de la vida.
Podría parecer una historia de amor muy básica, pero cuando vamos indagando en los detalles nos encontramos en que la historia está ambientada en la Inglaterra de los años 80, con todos sus prejuicios que hacen que una mujer madura y un joven no tengan tanta oportunidad de quererse, pero lo que más llama la atención es la diferencia en el color de sus pieles que genera un escándalo mayor; situación que provoca que se escondan y se sientan culpables de sus sentimientos. Y sí, la historia es linda e interesante, pero tampoco nos enseña nada nuevo.
El hecho de que todo se desarrolle dentro de un cine genera una magia especial, el lugar es muy agradable y cada uno de sus espacios tiene algo por decir. Los empleados dan cuenta del mundo que hay detrás del entretenimiento que estos lugares ofrecen y, por supuesto, cuenta con esa escena poética en la que alguien explica con todo el romanticismo del mundo todo lo que hay detrás de la proyección de una película.
Su paleta de colores es muy interesante, resaltando tonos que van de lo amarillento a lo rojizo y diferentes tonalidades de luz muy sugestivas que dan cuenta de la maravilla que es el cine. Pero también resalta un aire de tristeza y melancolía en tonos azules y grisáceos.
Se da la oportunidad de manejar metáforas sobre la vida, el amor, la soledad, la tristeza y en general la rutina de los empleados que ciertamente genera empatía con los personajes que, a pesar de todo están muy por detrás de la historia principal.
Es importante también mencionar que la banda sonora a cargo de Trent Reznor, envuelven la atmósfera en una amplitud de emociones que al acompañar las actuaciones genera un intenso clima sentimental.
Si pensamos en cada una de las partes que conforman a “El Imperio de la Luz”, realmente podemos encontrar cosas muy buenas, planos sugerentes, historias pequeñas interesantes, muy buenas actuaciones, que bien podrían hacer de esta una buena película, pero el problema es que al sumar todas estas partes y verlas como un conjunto, no alcanza a cuajar, no tiene una forma totalmente definida y se termina volviendo algo tediosa y cansina.
Eso sí, se ha ganado con creces una nominación a los Oscars 2023 a mejor fotografía y es que es justo en el ámbito en el que más destaca, así que bien vale la pena verla para deleitarse un poco con esto y darle una oportunidad a una historia de amor con ganas de complicarse mucho.
“Nada ocurre si no hay luz”