Hasta que llegó su hora

Quizás no tengo derecho alguno en pretender hacer una crítica de esta película y lo digo porque es sin dudarlo una de las más grandes obras cinematográficas que existen. Normalmente nunca hubiese ido a verla pero tras largas insistencias de fanáticos de este género intenté –en reiteradas ocasiones- darle una oportunidad ya que estaba en versión restaurada en unos de mis cines favoritos del barrio. Qué arrogante me escucho diciendo que intenté darle una oportunidad a una película del gran Sergio Leone,“a ver si ésta lograba convencerme”, cuando fue el propio filme quien me presentó un mundo de ilimitadas sensaciones desplegadas en poderosas escenas.

Fui sin expectativas positivas, fui creyendo que iba a salirme a mitad de la película, fui con sueño y un poco aburrida y salí (3 horas después) no sólo con un estado de ánimo contrario al de llegada, sino con una visión de este género totalmente distinta, lo que me corrobora, que el cine es capaz de todo. El buen cine. El cine de Sergio Leone.

¿Que el western es un género extinto? Creo que esta majestuosa obra le dio larga vida a las conocidas películas de vaqueros y nos hace reflexionar acerca de la grandeza del cine italiano. Este género, que nace en Estados Unidos y se catapulta en su país de origen, no hubiese llegado a ser lo que fue (o lo que es) gracias a este director quien es el líder del subgénero llamado Spaghetti Western, justamente por tratarse de un western realizado por un italiano.

Con planos largos y sumamente lentos, los movimientos de sus actores van a la par y seducen con una habilidad impresionante. Quizás llegamos a pensar que los llamados cowboys son sensuales a un nivel demasiado superficial, quizás porque tenemos en mente la imagen de Clint Eastwood joven por ejemplo, pero no es el físico lo que seduce, son esos movimientos lentos, las miradas profundas, esa personificación del hombre en su estado más viril. Hombres con sombrero, pajilla en la boca y montando a caballo que luchan por rescatar sus ideales políticos, por la mujer deseada o por dinero. Esa imagen de villano que a pesar de todo, nos hace querer estar de su lado.

Un guion escrito con la colaboración de nada más y nada menos que Bernardo Bertolucci marca un ritmo seductor y desesperante, misterioso y agonizante. Es, como el mismo Leone lo describe “como los últimos jadeos de un moribundo” y esto es lo que hace que no puedas pensar en nada más, que estés tan sumergido en la historia que sólo puedes dejarte llevar por ese ritmo incansable con el que firma Leone en esta cinta.

El polvo como elemento reinante en los westerns toma protagonismo dentro del filme jugando un rol tan importante como el de sus actores. El polvo, que actúa como capa misteriosa en aquel pueblo recubierto de cadáveres, nos lleva con él a desnudar los instintos más básicos de los vaqueros, concediéndonos una mirada cercana a la estructura de sus personajes.

Y como este, muchos otros elementos merecen cada uno su propio análisis de mayor profundidad, sin embargo, creo que me debo detener en la música.  A pesar de no ser una experta, debo absolutamente otorgarle un poco de tiempo y palabras a este sublime y esencial elemento de la cinta. El sonido de la famosa armónica resuena en nuestra mente aun horas después de salir de la película. Sonido que anuncia el peligro, la muerte y la venganza. De la boca de Charles Bronson, el sonido de la armónica nos llena de enigmas y al mismo tiempo nos seduce de una manera impresionante y nos mantiene alertas a lo que vendrá.

Cada personaje parece tener una música o una melodía que lo caracteriza y que va a la perfección con el rol de cada uno. El genial Henry Fonda aparece casi siempre acompañado de una melodía más desafiante, mi favorito, Jason Robards, acompañado del banjo y la hermosísima y única figura femenina del filme, Claudia Cardinale está siempre acompañada de una música romántica y sensual. No podía esperarse más de Enio Morricone, compositor y director de orquesta italiano responsable de la música de la película, quien había trabajado en otras ocasiones con Sergio Leone.

La llegada del capitalismo salvaje que se retrata en la construcción de las vías de un ferrocarril, anuncia que se van dejando atrás las viejas costumbres y se abre paso poco a poco a la modernidad, levantando de igual manera un pueblo prácticamente desde el polvo de las baldías tierras del Oeste. El capital, representado por un hombre incapacitado pero lleno de dinero, me lleva a concebir una idea de semejanza de lo que representa el capitalismo: cuerpos inútiles guiados únicamente por el hambre del dinero el cual actúa como motor de vidas y que se ve hermosamente representado por este magnate incapaz de servirse por sí solo.

Una película que no retrata ni relata únicamente una historia más del viejo Oeste, sino una crítica acertada de los procesos por los cuales atravesaba el mundo, de la mano de personajes exquisitamente creados, de una música que va más allá de lo fascinante y uno de los mejores guiones de cine que haya podido apreciar.

Lo que escribo quizás no le otorgue ni un poco de justicia a la genialidad de la película. Quizás he sido demasiado osada al escribir sobre ella, pero lo que me produjo fue tan fuerte que no puedo sino escribir y compartirlo.

Hasta que llegó su hora es una joya cinematográfica responsable de no permitir que el Western caiga en el olvido. No se olvida aquello que te hace sentir tanto.