Studio 666
Después de la reciente tragedia que envolvió a la banda norteamericana Foo Fighters, yo que soy amante de la música y del cine, me vi en la obligación de darle un vistazo a Studio 666, la película protagonizada por los miembros de la banda, y hoy vengo a platicarles qué me pareció.
Debo iniciar diciendo que la película es ni más ni menos que una típica cinta de serie B de la que tampoco es que pueda esperarse mucho en cuanto a actuaciones y efectos especiales.
La historia narra el proceso creativo del nuevo disco de los Foo, en el que Dave Grohl decide recluir a sus compañeros en una tétrica casa en la que pretende despertar de un bloqueo creativo, aunque lo que despierta son los espíritus atormentados que habitan en el lugar. Lo curioso es que hasta este punto, las cosas están basadas en hechos que realmente le ocurrieron a la banda, así que el pretexto de contar la anécdota está bastante aceptable.
Como ya lo dije, ellos son músicos y no actores, así que tampoco podemos esperar algo digno de un Oscar y francamente uno se parte de risa viendo como se tropiezan con los diálogos y todo se ve un poco forzado, pero muy divertido. Hay que poner atención especial a Pat Smear, les garantizo risas al por mayor y la interpretación de Rami Jaffee siendo todo un Rock Star.
Los efectos especiales son tan básicos y sencillos, que lejos de parecer terroríficos, hacen la situación aún más divertida.
La historia de Studio 666 tiene coherencia y es de destacar que se nota el esfuerzo de no dejar cabos sueltos y huecos inexplicables, así que funciona bien y a buen ritmo. Se dan el gusto de meter uno que otro elemento clásico como el mismísimo Necronomicón sin que el humor se pierda en ningún momento.
Pese a todo Studio 666 y sus chistes simples, la nostalgia llega al ver a Taylor Hawkins y saber que no está más. Aún así, es reconfortante ver los buenos momentos y contemplar a los Foo Fighters en medio de sucesos divertidos y no en medio de las malas noticias, aunque esta últimas no se puedan cambiar.