Trance

Lejos quedan ya La Playa o la múltiplemente premiada Slumdog Millionaire pero mucha más lejana queda la historia fresca, novedosa e irreverente que fue Trainspotting. Danny Boyle vuelve a la carga con Trance aunque habiéndose dejado por el camino gran parte de la fuerza que nos atrapó hace ya algunos años.

Trance cuenta la historia de Simon, un joven que trabaja en una casa de subastas. Un día el negocio es asaltado por unos ladrones y Simon se verá envuelto en unos hechos que le llevarán a someterse a sesiones de hipnosis, para que le ayuden a indagar y esclarecer lo ocurrido.

La elegancia y estilismo de los espacios representados durante la película no ayudan a esconder la pérdida de originalidad que ha sufrido el director. Con eso no quiero decir que la película no se salve de ser echada a la basura, no. La película se convierte en un buen entretenimiento pero no pasa de ahí. Cada giro de guión, que se supone está ahí para sorprender, no consigue su propósito. El espectador siempre va por delante y aunque a algunos eso les pueda gustar, personalmente la sensación del quedarse en el intento me desagrada. Por otro lado, la película tiene ritmo y es potente en lo que a imagen se refiere, eso sí lo ha conservado Boyle.

Un tema, la hipnosis, que ya no sorprende en el cine del mismo modo que no sorprende la disyuntiva a la que se ve expuesto uno de los personajes hacia el final del metraje, una elección que no desvelaremos. Esa misma situación se había visto ya, por ejemplo, en ¡Olvídate de mí! Está claro que en el cine casi todos los temas están ya explotados pero por lo menos una película no debería basar sus puntos fuertes en intentar sorprender con algo que ya ha sido usado anteriormente.
Que pensamos o dejamos de pensar, que recuerdos queremos mantener y que recuerdos preferimos olvidar. Sería muy fácil todo si pudiésemos optar a esa elección pero también terrorífico. Si una de las pocas cosas que mantienen nuestra individualidad despareciese ¿qué nos quedaría ya? Si alguien pudiese entrar en nuestra mente y hurgar en nuestros pensamientos, ¿qué privacidad o intimidad nos quedaría? Ninguna.

Los personajes principales se los reparten James MacAvoy, Vincent Cassel y Rosario Dawson, y aunque siempre es agradable disfrutar de actores reconocidos en la pantalla, éstos no pueden dar mucho más de lo que está escrito. Los papeles tampoco permiten el lucimiento de ninguno de los tres actores aunque la película tampoco lo requiere.

No quiero dejar una idea equivocada. Trance es una buena película si lo que se busca es entretenimiento. Una película que deja algún plano impactante con estallidos de color pero también algún que otro personaje sacado de no se sabe que manga. Una película digamos que activa, de esas que aceleran las horas muertas, que también son necesarias, pero de las que no se espera mucha cosa más.