Cuando una película se lleva el Oscar a mejor película, junto con otros premios importantes como el Globo de Oro y el BAFTA, uno tiende a pensar que va a encontrarse con una obra maestra. Pero luego llega Argo, y lo que parecía una intensa historia de espionaje internacional, termina pareciendo una aventura de instituto con presupuesto. Y encima, protagonizada por Ben Affleck. ¿Qué podría salir… regular?
Sinopsis de la película Argo
Basada en hechos reales (lo que siempre da caché), Argo nos traslada al Irán de 1979, en plena crisis de los rehenes. Un grupo de diplomáticos estadounidenses se refugia en la embajada canadiense mientras todo el país arde en protestas, y la CIA, en un momento de iluminación hollywoodiense, decide rescatarles mediante una operación encubierta que consiste en hacer pasar a los diplomáticos por un equipo de rodaje de una supuesta película de ciencia ficción llamada Argo.
La historia, por muy real que sea, tiene ese punto de “esto solo podía pasar en EE.UU.”, donde todo es susceptible de ser una película… incluso el propio rescate de diplomáticos.
Reparto, dirección y otras curiosidades
Ben Affleck, que además de dirigir se reserva el papel protagonista, interpreta a Tony Mendez, el agente de la CIA encargado del rescate. Y aquí es donde se abre el melón: Como director, Affleck demuestra una solvencia genial (porque no vamos a negar que hay tensión, ritmo y buen hacer detrás de la cámara), algo que ya se intuía en Adiós pequeña, adiós (Gone Baby Gone) y se confirmó con The Town (Ciudad de ladrones), ambas también con muy buena acogida crítica. Tiene buen pulso narrativo, sabe construir escenas con tensión y se maneja con inteligencia tras las cámaras. El problema llega cuando decide aparecer también delante de ellas… digamos que sigue peleado con la expresividad facial. Su interpretación resulta tan plana que uno se plantea si el verdadero plan de la CIA era dormir a los iraníes con su carisma.
En contraste, el resto del reparto —Alan Arkin, John Goodman, Bryan Cranston— brilla con luz propia, aportando el peso actoral que a Ben le falta. De hecho, hay escenas que uno desea que pasen rápido solo para que vuelva a salir alguno de ellos.
Como curiosidad, vale la pena mencionar que la propia CIA desclasificó parte de esta operación, lo cual da un puntito de realismo a la historia… aunque luego se tome sus licencias para hacerlo más cinematográfico. Porque una cosa es contar la verdad y otra venderla bien.
Una opinión (y un poquito de escepticismo) sobre Argo
Argo es ese tipo de película que parece pensada para gustar mucho en EE.UU. Tiene héroes, tiene Hollywood, tiene la CIA salvando el día y además tiene ese tufillo a “lo conseguimos gracias a nuestra creatividad y coraje”. Una narrativa que, si uno no está entregado al sueño americano, puede resultar incluso un poco cargante.
La dirección es eficaz, el guion cumple, y hay escenas realmente tensas que mantienen el interés. Pero si te cuesta tomarte en serio a Affleck como actor (como me ocurre a mi), toda la construcción dramática se tambalea. Cuesta empatizar con un protagonista que transmite lo mismo en una redada que pidiendo un café.
Además, aunque la premisa resulte curiosa, en el fondo es bastante liviana. Tiene más de anécdota bien empaquetada que de historia memorable. Es como si alguien te contara una buena batallita de bar, y luego le hiciera un tráiler épico.
En resumen, Argo es una película solvente, entretenida y hasta emocionante por momentos, pero también está bastante sobrevalorada. Si no fuera por la historia real que hay detrás (y por el potente apoyo de la industria), quizá habría pasado más desapercibida. Eso sí, Ben Affleck como director es genial… lástima que no se dirija menos a sí mismo.