Competencia Oficial
Gastón Duprat es un cineasta que ama el cine, que respeta cada uno de los procesos para crear y sobre todo tiene muy claro el concepto de arte. Su nuevo trabajo Competencia Oficial llega como lo que pudiera ser el último título de una trilogía dedicada a satirizar lo que llamamos gusto estético.
En busca de trascendencia y prestigio social, un empresario multimillonario decide hacer una película que deje huella. Para ello, contrata a los mejores: un equipo estelar formado por la celebérrima cineasta Lola Cuevas y dos reconocidos actores, dueños de un talento enorme, pero con un ego aún más grande: el actor de Hollywood Félix Rivero y el actor radical de teatro Iván. Ambos son leyendas, pero no exactamente los mejores amigos. A través de una serie de pruebas cada vez más excéntricas establecidas por Lola, Félix e Iván deben enfrentarse no solo entre sí, sino también con sus propios legados.
Presentada en el Festival de Venecia, Competencia oficial tiene mucho de El ciudadano ilustre y Mi obra Maestra , sin embargo me parece menos redonda. La historia refleja la rivalidad, como se construye una película, desde el momento que se gesta la idea y lo más importante la figura de quiénes la representan.
El trabajo del actor es uno de los más complicados del mundo, hay una línea en la que Iván le dice a sus estudiantes que hacen falta más dentistas y profesores que intérpretes.
Duprat se mueve entre el teatro, el metacine y la crítica para cuestionar los premios, lo que consumimos como buen y mal cine, todo eso desde la postura de mala leche que muestra Lola, quien pudiera ser su alter ego.
Los tres personajes principales son estereotipos, clichés y no está mal, lo hizo Ruben Östlund en The Square y le dimos Palma en Cannes. Esta cinta tiene la complejidad de que necesita actores que conozcan realmente lo que significa interpretar.
Supongo que Antonio Banderas y Penélope Cruz, fueron elegidos por ser mediáticos y porque en cierta medida esta humilde espectadora ve en sus personajes y su desempeño su realidad, no convencen, no son orgánicos. Oscar Martínez es la experiencia y la maestría, lo mismo que el rol que debe interpretar, llena la pantalla y da un masterclass.
Competencia Oficial no siempre me mantiene motivada al nivel de las películas anteriores de Duprat, pero tiene el mérito de reírse, de reflexionar y de rendir homenaje a esa difícil labor de rodar una película y a quiénes lo hacen posible.