Don Juan DeMarco
Ver esta película producida nada más y nada menos que por Francis Ford Coppola y dirigida por Jeremy Leven, logra que reflexionemos sobre nuestra posición frente al amor, creo que puede hacernos pensar que el amor en su estado más puro existe o por lo menos, nos hace querer que eso sea posible.
Con las interpretaciones de un Johnny Depp muy joven, con un acento español seductor y unos ojos en los que quisieras perderte, un Marlon Brando que demuestra una vez más porqué ha sido uno de los mejores actores de todos los tiempos y por supuesto, con la siempre linda Faye Dunaway que a pesar de tener un papel pequeño sobresale enormemente, Don Juan DeMarco es una de las mejores películas de amor que he visto.
Se diferencia de la leyenda nacida en Europa del famoso Don Juan, figura que aparece en los libros de Juan De la Cueva, Lope de Vega y Tirso de Molina como el gran conquistador de las mujeres, donde su poder de seducción y romanticismo hace que cualquier mujer caiga rendida a sus pies, logrando así su cometido que no es más que llevárselas a la cama. Pero en la película, la estructura del personaje es sacada del ingenio del grandísimo Lord Byron, quien retrata a Don Juan como un hombre seducido irremediablemente por las mujeres, otorgándoles a éstas el poder de la conquista y no al contrario.
Todo comienza con una historia de amor fallida. Para Don Juan, esa historia de final infeliz la protagonizaba aquella mujer que no pudo poseer. Aquella que se le fue a pesar de haberle jurado amor eterno. ¿Acaso no es ésta una característica común del ser humano? Nos gusta lo que no podemos tener. Deseamos con fervor aquello que no es nuestro y nos entregamos por completo a aquellas personas que nos dejan. Es por esto que Don Juan sólo puede amar a Ana, esa hermosa mujer que lo abandonó en la playa, y sin ella, la vida no tiene sentido.
Hay sólo una razón por la cual vivimos y morimos, según Don Juan, y es exactamente la misma razón para ambos casos: el amor. Si no puede tener el amor de la mujer que desea entonces prefiere la muerte.
Su desamor lleva a que lo ingresen en un hospital psiquiátrico y su historia se desarrolla a medida en que ésta es relatada a su médico interpretado por Marlon Brando, o debería decir, Don Octavio de Flores, quien se vio en la necesidad de crear un alter ego para poder ganarse la confianza de Don Juan. Pero, ¿es realmente un alter ego? Quizás es el deseo real de ser otra persona y vivir en ese mundo utópico y retorcido que llamamos amor.
Johnny Depp es sin dudas el hombre perfecto para el papel. No sé hasta qué punto Don Juan es su alter ego o hasta qué punto John (como se llama en la película) es el alter ego de Don Juan. A pesar de ser una historia bastante particular la que Don Juan relata acerca de su vida, y en el caso de que no sea cierta, el amor al amor es lo que sobresale de igual manera. El amor al amor es lo que importa. El amor hacia la mujer como mujer y como medio obligatorio para entrar al paraíso. No transformándola en objeto sino siendo ella la representación de la única vía posible de entrada al cielo.
Hay dos maneras de tratar esta película, así como hay dos maneras (y muchas más) de tratar el amor. Puede ser vista desde lo positivo o lo negativo. Dependiendo de mi estado de ánimo, decido verla desde ambos puntos de vista. Es verla desde el amor como única razón de vida y verla como la muerte del ser humano que se atreve a dejarse llevar por este sentimiento. Es ver la película como una representación hermosa de lo que estamos dispuestos a hacer y a ser por amor y verla desde la inminente locura que nos lleva a inventar lo que podemos ser por él.
John se inventa como Don Juan DeMarco para poder expresar con toda libertad el romanticismo que lleva en sus venas y dejarlo sangrar hasta contagiar a todo el que lo toca, en este caso, su psiquiatra, Marlon Brando. Es el poder del amor lo que hace que nos reinventemos en su nombre y que nos diluyamos en ese sentimiento y sólo y únicamente podamos vivir a través de él. O es ese trastorno por el que pasamos cuando nos enamoramos donde nos convertimos en quienes no somos pero que pensamos ser y a su vez inventamos la realidad del ser amado para que a nuestros ojos sea lo más cercano a lo perfecto, es decir, nos engañamos.
¿Es esto lo que hace Don Juan DeMarco? ¿Se engaña a él mismo al inventarse o es la muestra del más puro romanticismo? ¿Es esta ilusión de ser lo que no somos lo que llevó a crearse esta leyenda española del famoso y seductor Don Juan? ¿Es esta necesidad de reinventarnos las veces que sean posibles para obtener a la mujer o al hombre amado lo que nos lleva a la locura? ¿O es justamente en eso donde radica el amor?
Esta cinta puede ser tomada como una simple comedia romántica pero creo que va mucho más allá, es decir, siempre puede ir mucho más allá dependiendo de los ojos que la miren, pero no creo que sea casualidad que la historia se desarrolle en un hospital psiquiátrico y que se trate a un paciente con pretensiones de ser el famoso Don Juan, el autoproclamado “mejor amante de todos los tiempos”.
Creo que hay un vínculo muy fuerte entre el amor y la locura que busca ser representado en la película porque en la vida real, a mi parecer, no hay manera de disociarlos. Para mal o para peor, el amor siempre viene con locura sino es que la locura viene con el amor. De por sí, el amor es una locura.
La canción que se volvió célebre después de esta película: Have you ever really loved a woman? De Bryan Adams, ambienta a la perfección prácticamente todos los momentos cruciales del filme y obtuvo el reconocimiento que se merece siendo candidata en la categoría de mejor música y canción en los premios de la Academia, el Globo de Oro y los Grammy en 1996.
Lo cierto es que se pueden decir tantas cosas cuando se habla de esta cadena donde se encuentran entrelazados el amor, la seducción, el deseo, la locura, la obsesión…y este filme es perfecto para ahondar en nuestras emociones y perdernos en la manera en que su director logra plasmar exquisitamente todos los elementos para el goce pleno de nuestros sentidos.