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Dos días, una noche

La ganadora del Oscar a mejor actriz en 2007 por La môme (La vida en rosa), biopic sobre quien era conocida como el ruiseñor de París, es decir Edith Piaf , ha logrado estar de nuevo nominada en la misma categoria este año por Dos días, una noche.

Marion Cotillard de la mano de los hermanos Dardenne, autores entre otras de Rosetta o el Niño de la bicicleta, optará el próximo mes de febrero a ganar la famosa estatuilla, de forma merecida tras el excelente trabajo realizado.

Dos días, una noche es la carrera sin descanso de Sandra, una madre de  familia que, tras incorporarse a su trabajo después de superar una enfermedad, ve como su contrato va a ser rescindido. Lejos de rendirse, gracias al apoyo de amigos y familiares, durante un fin de semana  se dedicará a luchar por conservar su puesto.

Dos días una noche

Éste, no se trata de un biopic como el anterior trabajo que le suposo el Oscar a la actriz francesa. Sin embargo, bien podria ser la biografia de cualquiera de nosotros en los tiempos actuales en los que gran parte de la sociedad lucha por mantener o, en el peor de los casos, encontrar un trabajo. Un trabajo que, como para la protagonista, es algo más que un modo de subsistencia. El trabajo pasa a ser un pilar donde se apoya la dignidad de la persona. Un pilar que sostiene el equilibrio psíquico y social del ser humano. No hay que ubicar la situación en un juego de extremos como podria ser trabajar o morir, ya que perdido el trabajo se sigue adelante, pero antes de llegar a ese límite Sandra decide no desaprovechar cualquier oportunidad de mantener su trabajo.

Dos días, una noche

El paralelismo de Dos días, una noche con Rosetta, obra anterior de los hermanso Dardenne, es inevitable. En ella la adolescente protagonista también luchaba por su dignidad y por su futuro, pasando todo ello por obtener un trabajo. Aún así, entre ambas películas la visión ofrecida da un vuelco. Mientras que Rosetta, justificadamente o no, pasaba por encima de todo y todos por lograr un trabajo, Sandra parece estar en la situación inversa. No antepone su situación a la de los demás, contrariamente, parece que son el resto de compañeros de trabajo los que anteponen su, en ocasiones egocéntrico bienestar, a la ayuda al prójimo.

En ambientes claros y tranquilos vemos a la protagonista debatirse entre polos opuestos. Lucha y rendición, amor propio o amor al prójimo, egoismos y generosidades. Contrastes todos contenidos dentro de cada persona que, ayudan a construir esta historia cargada de humanidad y del deseo, y la lucha, por no perderla.

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