Entrevista a Aléxandros Avranás – 81. Mostra di Venezia
Aléxandros Avranás, es un director griego galardonado con el León de Plata en el 2013 como Mejor Director por su obra Miss Violence.
Tuve la oportunidad de entrevistarlo en una especie de “mesa redonda” con otros periodistas, y todo fluyó en una conversación natural, donde algunas preguntas eran preparadas y otras surgieron en el momento gracias al gran interés por el tema tratado en el filme.
Quiet life tuvo su première en el Festival de Venecia y pude ver la película junto al elenco. Fue una experiencia dura y de mucho análisis, ya que la cinta trata de un problema político-social y médico de la vida real, algo que se conoce muy poco, y ahí radica la importancia de la cinta: dar a conocer este raro síndrome que está afectando a los niños y adolescentes de padres refugiados.
La película relata el caso de la dura realidad de una familia rusa buscando asilo en Suecia. Nos muestra las dificultades que atraviesan para validar ese asilo y lo que la cruel experiencia trae como consecuencia para las hijas de la pareja: un misterioso síndrome llamado el síndrome de la resignación.
“La respuesta para el asilo puede tardar años, mientras esperan, la familia tiene una nueva vida, pero luego de que la respuesta al asilo es negativa, la carga emocional de la situación más la carga que los padres inconscientemente descargan sobre sus hijos hace que entren en un estado de coma que puede durar hasta cinco años. Están vivos, pero están dormidos y no hay nada que pueda despertarlos durante un largo periodo de tiempo”, explica Avranás.
La película comienza con esta familia en la casa asignada por el estado sueco mientras esperan la respuesta del asilo. La casa parece normal, pero tiene una particularidad: posee en algunas zonas, puertas de vidrio con el mensaje de “No traspasar”. Esto me hizo sentir como si el espectador estuviese al otro lado de esas puertas de vidrio observando, atento pero callado, la situación que vive esta familia, y se me hace imposible el no pensar en que puede tratarse de una metáfora. Somos una sociedad que frente a este tipo de situaciones nos quedamos callados y distantes. Vemos el sufrimiento de otras personas como algo ajeno y lejano, somos meros espectadores de las malas experiencias de los demás y no actuamos para ayudarlos.
Le pregunté a Avranás si esto era lo que quería representar con esas puertas de vidrio, a lo cual respondió, “Es exactamente eso”. El título de la película es el significado de esta”, prosigue. “La vida tranquila hace alusión a la vida que vivimos nosotros, los que estamos al otro lado del vidrio y no hacemos nada por ayudar al más necesitado, al igual que hace alusión a la vida tranquila que buscan desesperadamente estas familias”.
“Decidimos que fuera una familia rusa porque nos pareció interesante debido a la situación política actual del país, pero es una familia que podría ser de cualquier país que viva problemas tan extremos como Rusia. Estas familias viven un proceso traumático, aplican para el asilo una y otra vez. Los chicos no despiertan porque los padres no salen de este estrés”, comenta el director.
Para los niños, es una respuesta directa no solamente a la terrible situación externa sino al estrés de los padres. Es por ello que, Suecia, país que reconoció este síndrome debido a sus numerosos casos, es muy dura con los padres. “Suecia piensa que la culpa es de los padres por el estrés que viven dentro del hogar, pero los padres piensan que es la culpa del estado por no otorgarles el asilo, es una situación terrible”, alega Avranás.
Es una fuerte crítica al estado sueco, le pregunté si había grabado allí la película y si era el caso, cómo había sido la reacción del país: “Grabamos en Estonia, Finlandia y Suecia durante cuarenta días. Suecia fue increíble, nos ayudaron mucho financieramente y desde todo punto de vista, tuve una experiencia muy positiva en el país”.
Nos relata algo divertido con respecto a la localidad de la filmación: “Fui a hacer una búsqueda de localización en Suecia. Fui a lo que me dijeron que era el suburbio más peligroso ya que buscaba un ambiente oscuro, más sucio, más frío, pero todo era hermoso. Flores por doquier, las casas perfectamente pintadas y una seguridad increíble”, dice entre risas. “Fue difícil encontrar algo feo dentro de Suecia. Es completamente cinematográfico”.
“En Suecia”, continua el director, “Todo es frío, minimalista, hermoso y simple. Todo es perfecto, por lo tanto, tú eres el problema en ese ambiente perfecto. Es un sistema que está diseñado para hacerte perder y esto se ve representado en el hospital y en las enfermeras de la película que juegan el mismo juego del sistema, con una conducta hipócrita para mantenerse dentro”.
Durante la mayor parte de la película, las chicas se encuentran dormidas, pero están en casi todas las escenas. “¿Cómo fue grabar esto a nivel emocional, viendo a esos pequeños cuerpos sin vida durante todo ese tiempo, sabiendo que en la realidad ocurre lo mismo?”.
Avranás responde, “Es muy duro para el escritor y el director vivir tanto tiempo con estas historias tan tristes pero el mostrar a estas niñas durante toda la película en ese estado es un mensaje preciso para enseñarle al mundo lo que le estamos haciendo a estos niños, quienes después de todo, son las verdaderas víctimas”.
El proceso de recopilar los testimonios fue muy duro, según el director. Fueron al puerto de inmigración y hablaron con estas personas sobre todo el proceso, también hablaron con la policía que, después de todo, solo hace su trabajo. “La policía busca la verdad y si piensa que los niños están en peligro por culpa de sus padres, harán lo necesario para protegerlos”, comento el director.
La película es en inglés y ruso, Avranás es griego, le pregunté cómo había sido grabar en otro idioma y el proceso de escoger la música, específicamente en una escena donde cantan durante mucho tiempo una canción en ruso.
“No hablo ruso, pero conocía perfectamente el guion. Los actores que interpretan a los padre, ,Chulpan Khamatova y Grigoriy Dobrygin, me ayudaron mucho con las niñas a traducir lo que quería decirles. El trabajo con ellas fue muy fácil y orgánico. No tuvimos ningún problema de comunicación. Con respecto a la música, yo no pienso en ella cuando estoy grabando. Supe después de esta canción que escuchan en la radio del carro que dice “Todo lo que puede salir mal, saldrá mal, es un fracaso”. Me pareció muy acorde a lo que vive la familia”.
Mi última pregunta, y la que culminó la entrevista, fue la siguiente:
“¿Cuál es la diferencia entre el Aléxandros del 2013 cuando vino a Venecia y ganó su León de Plata como Mejor Director y el Aléxandros de ahora con Quiet Life?”.
Avranás responde, “el cine ha cambiado, pero yo sigo intentando decirle algo al público. Para mí no se trata de que sea una película sea comercial, sino de que tenga un mensaje. Me gusta que mis personajes se enfrenten a sus propias realidades. Supongo que lo que ha cambiado es que estoy mayor y más maduro, pero con el mismo amor por el cine de siempre”.
Aléxandros Avranás es un director que debemos mantener en nuestro lente, su línea narrativa, fuertes temas y personajes interesantes, hacen que sus películas se encuentren en nuestros “filmes por ver”.
Fue para mí un absoluto honor poder compartir estos minutos con él hablando de su trabajo.
© Fotografía de cabecera perteneciente a Les Films du Worso