María
Pablo Larraín vuelve al glamour, la soledad y el universo femenino en María (en España titularon la película como Mária Callas).
La tumultuosa, bella y trágica historia de la vida de la cantante de ópera más importante del mundo, revivida y re imaginada durante sus últimos días en el París de los años setenta. Durante dos horas el realizador nos muestra a la cantante en sus horas bajas, sus adicciones, sus relaciones amorosas y su declive artístico.
El estilo de Larraín está en toda la película, el mismo que ya vimos en Jackie, en Spencer y que ahora completa como trilogía.
En María es fundamental el montaje, no está narrada desde una perspectiva lineal, la cinta va y viene por varios pasajes de la vida de la soprano. Edward Lachman es el fotógrafo de El Conde por eso muchos encuadres, el uso de la luz y el color son reconocibles. Sobresale también el exquisito diseño de producción.
Luego de Natalie Portman y Kristen Stewart le toca a Angelina Jolie dejarse llevar por el chileno. La actriz cantó y ha modificado el tono de su voz en una interpretación correcta, que me parece más apegada a la imitación que al propio oficio de actuar, claro que le ayuda mucho el departamento de maquillaje. Pierfrancesco Favino está sensacional.
María me ha gustado más que sus otras dos famosas biografiadas.