Como diría la célebre frase de Queen, que podría definir la brillante carrera del guionista Dalton Trumbo, “El show debe continuar”. Esa es la sensación que se nos queda cuando disfrutamos durante 120 minutos del biopic del guionista ganador de dos Oscar, perseguido por su posicionamiento político al inicio de la Guerra Fría.
Película que nos muestra las sombras y las luces del Hollywood de los años 40, y que con gran sutileza nos enseña el cine dentro del cine. Sin utilizar como protagonista principal el mundo cinematográfico, y mostrándonos la parte más oculta de la época dorada. Es un espejo por el cual mirar más allá y conocer por la vida de personajes reconocidos lo que ocurría en todos ámbitos de la sociedad norteamericana.
Con un final sublime, el nominado al Oscar, Bryan Cranston, más conocido por su papel protagonista en la serie Breaking Bad, desarrolla el personaje real en el contexto de los sucesos más importantes de la vida del guionista. Con un reparto a la altura de una Halen Mirren que con la realidad que refleja su personaje nos pone en cada escena los pelos de puntas. Y una Diane Lane que sabe establecer la frialdad necesaria que requiere el papel y aporta la estabilidad a la película, sosteniendo cada despunte de la historia.
Una película que nos sumerge en hechos históricos, y que nos transmite varios mensajes a través de historias reales. Podemos quedarnos con el éxito que sumerge en el anonimato de un escritor, que no busca el reconocimiento incapaz de tenerlo públicamente, y que trabaja para su familia no para ser reconocido públicamente.
Nos muestra la vida que hay detrás de inolvidables películas como son “Vacaciones en Roma”, “El bravo”, “Éxodo” y “Espartacus”
Recomendada para públicos amantes del cine y de la historia. Mi nota es un 8/10, siempre me fascina saber lo que esconde el mundo del séptimo arte y ver la lucha de cada brillante maestro que es eterno gracias a los trabajos que nos ha dejado para la posteridad.
