La desconocida
“No dejes que te cuenten el final”
“No se admiten spoilers”
He tardado casi 9 meses en escribir sobre La desconocida, el thriller que dirige Pablo Maqueda y protagonizan Laia Manzanares y Manolo Solo. Un juego de cazadores y presas que te mantiene en vilo durante la hora y 29 minutos que dura. Tuve la suerte de verla en el marco del BCN Film Fest en un pase que contó con la presencia del director, guionistas y actores.
Me impactó y durante mucho tiempo no supe cómo explicarla sin meterme en revelaciones que desvelaran la trama.
El otro día leí que es candidata al Goya a Mejor Guion adaptado, escrito por Paco Bezerra, Pablo Maqueda y Haizea G. Viana. Que a veces se nos olvida que los guiones, por suerte y de momento, aun los escriben personas. También ha llegado a número 1 en Filmin coincidiendo con la renovación de mi suscripción para volver al postureo cinéfilo que Chema García y yo criticamos, pero en el fondo nos encanta.
Decidí volver a verla, esta vez acompañada, repasar la historia desde otros ojos y comprobar si me seguía sorprendiendo. Al terminar busqué mi cuaderno de anotaciones cinéfilas y descubrí que mi yo del pasado me había dejado, una vez más, el trabajo hecho.
La incomodidad, la sordidez y la perversión de verte convertido en voyeur de algo que intuyes que no está bien, pero te es imposible apartar la mirada.
Vínculos oscuros y relatos secretos escritos a medianoche cuando los únicos que siguen despiertos son las almas atormentadas por demonios que no les dejan cerrar los ojos.
Y un plano que dura demasiado. Se vuelve angustioso, no logras escapar, correr, salir de ahí. Algo que pesa en los pies y los ancla a tierra.
No deberías estar ahí, viendo eso, sintiendo eso. Sabes que no deberías y eres incapaz de apartar la mirada. Bastaría con cerrar los ojos, pero la curiosidad no te lo permite.
Y cuanto más sórdido, más profundo, más dolor, mayor placer por lo prohibido.
No se aceptan spoilers al entrar y salir de esta historia. Tampoco servirían de mucho.
Habla de todos aquellos secretos que ocultamos y terminan por sepultarnos.
Pues ya estaría…