Al otro lado
Desde que descubriese a Fatih Akin allá por 2017, se ha vuelto una pequeña costumbre que cada cierto tiempo venga a comentar una película suya. Y lo cierto es que el realizador turco-alemán hasta ahora no me ha decepcionado, una racha que mantiene con la cinta de la que hoy hablaré: Al otro lado.
Ali es un jubilado turco que vive en Bremen y ha empezado una relación con una prostituta también turca llamada Yeter. Nejat, el hijo de Ali, no ve con buenos ojos esta relación, pero su perspectiva parece cambiar al enterarse que Yeter tiene una hija, Ayten, en Estambul y a la que todos los meses manda dinero para ayudarla con sus estudios universitarios. Nejat decide ir a buscar a Ayten a Turquía, una tarea nada fácil dado que Ayten es una activista política buscada por las autoridades del país.
La sinopsis de Al otro lado revela que estamos ante una película de historias cruzadas, algo que también suele ser mi debilidad y que sí está bien hilado suele convertirse en una grata experiencia. Resulta muy inteligente como Akin va presentando a los personajes y jugando con la temporalidad, de modo que muestra exactamente lo que quiere en un momento y lugar determinado, pero al avanzar el metraje tal vez esa imagen adquiere un nuevo significado. Es igual de interesante ver como los seis personajes clave van marcando sus relaciones y conflictos, y cómo de alguna forma acaban relacionados todos entre sí empezando en Bremen y terminando en Estambul.
La cinta tampoco renuncia a los temas que caracterizan al director. Nuevamente, aquí están muy presentes el choque cultural entre oriente y occidente, el afán de lucha ligado a unas creencias muy firmes, los estrechos lazos familiares y su inevitable fragilidad o los caprichos del destino, entre otros. Asimismo, son reconocibles sus marcas estilísticas como las diferencias estéticas y sonoras entre los dos países o la cotidianidad que lo envuelve todo, traduciéndose en unas escenas en las que abundan los planos largos y donde las conversaciones aparentemente triviales son las protagonistas. Pero también tiene escenas de planos secuencia donde la tensión va de cero a cien y donde en el momento más inesperado llega un revés contundente. Esto último va ligado a otra característica particular y es el dividir la película en episodios, algo que suele ser habitual en su filmografía, pero en este caso los títulos son muy reveladores, augurando la inminente tragedia, de modo que se sabe el destino de ciertos personajes, pero de alguna forma se las arregla para mantener el interés.
Al tratarse de un drama tan coral, se puede afirmar con rotundidad que los actores dan la talla. Sus relaciones resultan creíbles, así como sus evoluciones y por qué no decirlo, cierta bondad también acaba siendo creíble. Personalmente, el personaje que más destacaría (ayuda el hecho de que justo sea el personaje que pone en marcha los engranajes de Al otro lado) es el de Ayten, interpretada por Nurgül Yesilçay, quién no podría tener una presentación mejor y que representa muy bien esa doble clara de mujer luchadora que cree fervientemente es sus ideales sin importar a donde la lleve esa determinación pero al final del día es una persona que se preocupa por su familia y por la gente que va conociendo en el camino dispuesta a ayudarla.
Sobre los puntos más débiles, tal vez se le puede recriminar que no es hasta el segundo segmento de la película donde realmente las conexiones entre personajes cobran sentido. Y en ocasiones esos cortes entre los diferentes actos o episodios pueden ser demasiado abruptos en cuanto a los siguientes personajes o localizaciones. También puedo entender que el final no sea del agrado de todo el público. Sin embargo, creo que es coherente con el discurso de toda la película, como las casualidades a veces no juegan a favor de las personas y el azar es cuanto menos caprichoso. Pero sin ser excesivamente complaciente, tampoco se trata de un cierre pesimista, sino que deja la puerta muy abierta a la esperanza.